ESPECIAL | Llegada triunfante de Bolívar a Lima

Las llamas ardientes de la libertad en Sudamérica siguen vigentes y llameando, al nombrarse las hazañas del hombre que es considerado el prócer más grande que haya dado el Continente en cualquier tiempo y espacio, su nombre es Simón Bolívar “El Libertador”.

Y fue el 07 de febrero de 1826 cuando el Libertador llegó de manera triunfante a Lima, Perú, tras sus victorias en las Campañas del Sur que le dieron la libertad a seis naciones (Venezuela, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador y Panamá), del yugo español. En la capital peruana, hubo una algarabía de personas que homenajearon al Ejército Bolivariano.

Ante ese hecho histórico, Bolívar clavó en las Minas del Potosí la bandera que representaba a los países liberados, y exclamó: “En cuanto a mí, de pie sobre esta mole de plata, cuyas venas riquísimas fueron durante trescientos años el erario de España, yo estimo en nada esta opulencia cuando la comparo con la gloria de haber traído victorioso el estandarte de la libertad desde las playas ardientes del Orinoco para fijarlo aquí, en el pico de esta montaña, cuyo seno es el asombro y la envidia del universo”.

Todos estos gestos entusiastas, y que son semilla de la historia e identidad de nuestro Continente, fueron en parte por el éxito que se dio en las denominadas Campañas del Sur, etapa en la que se agrupan las distintas batallas y jornadas de lucha militar, política y diplomática que el Libertador, junto a otros héroes de aquellos tiempos, realizaron contra el Reino de España para liberar y convertir a Sudamérica en una Patria Grande con grandes proyectos de desarrollo.

Detalles de las Campañas del Sur

La definición de qué hechos comprendieron las Campañas del Sur varía, tal que algunos historiadores llaman así a las campañas libertadoras de Quito y Pasto, entre 1820 y 1822, mientras que otros se refieren a las operaciones militares desde 1821 hasta 1826, cuando capituló la fortaleza de El Callao.

Con respecto a la Campaña en Perú, es importante destacar que el ejército de Bolívar superó algunas discrepancias que se habían generado, por lo cual fue importante para ayudar a José de San Martín a liberar aquel país, dándole un carácter colectivo que rompiera con los tiempos en que estas luchas solo interesaba a la aristocracia por mantener su poder.

Vale acotar que se habían generado varias campañas para liberar el territorio del antiguo Virreinato de Nueva Granada, y por la cual Bolívar deseaba completar su sueño americanista de unir a los antiguos dominios españoles en una sola República, que tuviera la fuerza para resistir cualquier intento de recolonización española o cualquier otra potencia.

Uno de los hechos importantes en las batallas dadas en territorio peruano, se dio cuando El Libertador, que se encontraba en Guayaquil vigilando los acontecimientos en Perú, envió a las primeras solicitudes de ayuda por parte de los peruanos a los 6.000 hombres que ya tenía preparados en Ecuador en dos expediciones sucesivas de 3.000 hombres, con el general Sucre al mando de las fuerzas y encargado de negociar con el país incaico los términos en que Bolívar intervendría en la guerra.

Durante esas fechas, el Libertador prometió a los gobiernos limeños de 4.000 ó 4.500 efectivos en apoyo, no los tenía pero esperaba reunirlos en Ecuador, sin embargo, pronto se dio cuenta que la devastada región no podría aportarle ni 3.000 hombres reclutados, además el ejército reunido en Quito y Guayaquil apenas alcanzaba los 3.000 combatientes, tendría que contentarse enviando 1.700 refuerzos.​

Según el general John Miller, hermano de William Miller, Bolívar había capturado en Quito gran cantidad de prisioneros, que elevaban su ejército a 9.600 efectivos, pero como no eran de fiar solo podía apoyar a Lima con 1.070 unidades.  ​ Se contemplaba también la posibilidad, de darse el caso, en que el ejército peruano era vencido por los realistas antes de arribar los refuerzos, pues los restos se retirarían al norte para unirse a los colombianos.

Papel del Mariscal de Ayacucho
Durante un momento de estas campalas, la acción de Antonio José de Sucre fue vital para lograr los objetivos planteados en territorio peruano. Al llegar la primera expedición colombiana al puerto de El Callao (3.000 entre lanceros venezolanos, granaderos neogranadinos y fusileros mercenarios escoceses, ingleses, alemanes, rusos e irlandeses), Santa Cruz y Gamarra se encontraban en una ofensiva cerca de La Paz con casi todas las fuerzas peruanas.

Lima había sido dejada casi desguarnecida por el ejército peruano, situación que aprovechó el brigadier José Canterac para organizar un ejército de 8.000 hombres en Jauja con el que marchó sobre la capital, entrando en Lima el 18 de junio.

El congreso nombró a Sucre general en jefe, quien contando el 18 de junio con solo 3.700 hombres, evacuó la ciudad para El Callao. Los días siguiente hubo varios encuentros entre las avanzadas de ambas fuerzas, incluyendo un sangriento combate en el Carrizal y la Legua el 1 de julio. El 21 de junio el congreso peruano proclamó a Sucre Jefe Supremo Militar.

Llama la atención que Bolívar y San Martín consideraban la campaña demasiado arriesgada,​ pero sus promotores esperaban con una doble ofensiva de 8.000 soldados aniquilar los últimos enclaves realistas.​

La tropa republicana era demasiado pequeña en comparación a las fuerzas enemigas, estimadas en un total de 19.000 a 20.000 hombres que fácilmente podía concentrar diez ó doce millares en cualquier sitio específico.

Enterado Canterac de la expedición, evacuó Lima el 16 de julio y se dirigió vía Jauja y Huancavelica hacia el sur, a detener los progresos de Santa Cruz y evitar una unión de los ejércitos peruanos y colombianos.

Sucre salió del Callao el 20 de julio y llegó al puerto de Chala el 2 de agosto. Llevaba consigo 4.500 hombres mientras 11.000 veteranos quedaban guarneciendo Lima. Allí buscó la cooperación de Santa Cruz, pero las desavenencias entre ambos cortaron cualquier esperanza de actuar en conjunto. De Quilca siguió Sucre hacia Arequipa ciudad que tomó el 18 de agosto, la guarnición española se retiró a Apo.

Mientras tanto, en la sierra, las fuerzas de Jerónimo Valdés y el Virrey se habían reunido. Santa Cruz evitó el combate y se dirigió hacia Oruro a reunirse con Gamarra.

Sucre recibió un oficio de Santa Cruz el 12 de septiembre invitándolo a reunirse con él, pero para cuando llegó a Apo, tuvo conocimiento de la retirada de Santa Cruz y Gamarra. Tras dirigirse a Puno, conoció allí que el ejército peruano se retiraba a la costa y Sucre. Retrocediendo, llegó a Cangallo, punto situado en la vía de Moquegua, de donde volvió a Arequipa el 29 de septiembre.

A la larga, el Mariscal de Ayacucho logró, junto a Bolívar y San Martín, una victoria que permitió la consolidación de Perú como una república independiente y que pudiera participar de manera activa en la dinámica interna de la Gran Colombia.

Es importante destacar que otra campaña famosa en el Sur del Continente que el Libertador realizó junto a su ejército fue la Campaña de Quito, la cual comenzó con las operaciones de Sucre en Ecuador, seguido de las operaciones de Bolívar en Pasto y la posterior anexión de Guayaquil.

En conclusión, el 07 de febrero de 1826 es una fecha con grandeza para todos los latinoamericanos admiradores del Libertador, ya que es un acontecimiento que enumera todas las proezas y grandeza de este ser humano único e irrepetible.

Prensa Digital MIppCI

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