Trabajo especializado, de tecnología

Imagino al hombre que manejó el aparato irradiador, lo imagino en Kentucky, en Nueva York, tal vez en Florida, sentado en su casa de lujo ante el aparato de televisión. Ve por CNN las mismas imágenes que yo, provenientes de Caracas, cuenta mentalmente las platinas especiales que le hará instalar al carro, las putas que gozará con los dólares cobrados por ese trabajo. Alcanza para toda la vida. El suyo es trabajo especializado, de tecnología. Eso sí, es confidencial, no podrá vanagloriarse en la oficina del cuartel, no podrá batírselo en la cara a los tipos que se creen más que él. Silencio eterno es parte del contrato. Pero tal vez podrá revelarlo dentro de diez años, de cinco, como hacen algunos tipos de la CIA, que escriben un libro o simplemente llaman a los periodistas. Así hizo el que llamaron Garganta profunda, que entregaba secretos del Watergate a los reporteros del Washington Post. Rivalidades, se sentía pospuesto en la Compañía.

El noticiero presenta algunas imágenes de Caracas, las colas interminables de gente morena y llorosa que pasa horas bajo el sol, esperando para ver un momento el cadáver y saludarlo. Hombre importante el muerto. Moreno, católico, como los mexicanos que se meten a los Estados Unidos a trabajar barato, a arruinar el empleo. Son imágenes repetidas, estos canales de noticias tienen un ciclo que se reinicia cada cuarto de hora. Importante es él, que lo mató. En medio de bloque y bloque de noticias aparecen entrevistas. El experto que habla de la significación de esta muerte en el mundo, habla de democracia, dice cifras del petróleo. Un hombre como él no tiene que estar pensando en petróleo, aunque piensa en eso una vez a la semana, cuando llena el tanque de gasolina. Cada día cuesta más pero él tiene dólares para regalar. Era un comunista, un enemigo de la vieja y querida América, como dijo el psiquiatra. Dijo también que un aparato irradiador es como un fusil, todo soldado aprende a manejar un fusil, si no, no es soldado. Es un fusil especial, fusil de muerte secreta. América está en guerra, siempre ha estado en guerra, contra los indios, contra los negros, contra los alemanes y los japoneses, contra los rusos, contra los árabes, contra Fidel Castro. Y contra Inglaterra, antes, para que tuviera independencia. Este era el nuevo Fidel Castro. Se acabó.

En Apocalypse Now Marlon Brando le pregunta al teniente que viene a matarlo: “¿Eres un asesino?”. El teniente: “Señor, soy un soldado”. Brando: “Ni lo uno ni lo otro, eres un muchacho de mandados”. Después suena un ruido y vemos la cabeza del teniente llevada una mano, suspendida por los pelos en medio de aquel campo de locos. Él vendría a ser el muchacho de mandados, pero su cabeza está bien en los hombros y por la garganta no le está pasando un cuchillo sino sabrosa cerveza, gracias a la tecnología.

ASÍ FUE CON SIMÓN BOLÍVAR

Un doctor Cardona que le habla al periódico ABC de Madrid, dice que él innocula el cáncer de a miles en animales, que el hombre fue inoculado y dice o quiere decir que es raro y muy raro que un hombre joven y fuerte sea de pronto atacado por un cáncer feroz. Es un calumniador.

Los latinos se ponen rebeldes cuando jóvenes. Y comunistas. Rómulo Betancourt fue comunista pero comprendió a tiempo que Rusia estaba muy lejos y los Estados Unidos cerca, en realidad encima, basta ver el mapa. Otros persisten y van cayendo. Se ponen diablos, a hablar de imperialismo, a poner caros los productos, las bananas en las banana republics, el petróleo en Venezuela, en Panamá critican los tratos del canal, cada diez años, veinte, se ponen así y hay que matarlos.

Así fue con Simón Bolívar en los tiempos de George Washington. Una operación así cuesta dinero. A eso llaman bloquear un presupuesto, o sea que una determinada suma de dólares solo se puede destinar a ese trabajo. Varios presupuestos fueron bloqueados para matar a este hombre, inclusive un hombre fue movido por Francia, por orden de Sarkozy a eso, lo soltaron en diciembre.

Un gasto no se decreta por ánimo vengativo, por odio, no, se inserta dentro de un plan específico, de un trabajo con futuro, si no, no sería racionalizable contablemente.

A la verdad que obliga a matarlos, la llaman los profesores El destino manifiesto. Dios manifestó que el destino de los Estados Unidos es impedir los desórdenes en los paisitos del sur, sus guerritas locas, su falta de ganas de trabajar, lo dijo George Washington, que América tendría que extenderse hacia el sur y hacia el oeste, hacia México. Y así se cumplió y México está muy bien y muy amigo, lo que vale decir muy agradecido a América de haberle quitado la mitad. Sus presidentes son más pronorteamericanos que nadie, es una prueba. Igual sucedió con Gamal Abdel Nasser. Millones acudieron a ver su cadáver, rasgaban las vestiduras como si estuvieran en un versículo de la Biblia, al final tuvieron un gobierno dirigido desde Tel Aviv por treinta años, hasta que los mismos Estados Unidos decidieron que ya estaba muy rancio y decidieron tumbarlo con la Primavera árabe. Treinta años de dominio del canal de Suez, casi nada.

Ha habido treinta y cinco jefes de Estado en el homenaje. Son los malagradecidos, rebeldes, enemigos. Los valientes andan solos decía un personaje en una vaquera, así son los Estados Unidos aunque este ya no es país de botas con punta afilada. O si, en Texas las usan y le ponen cuernos de toro al radiador del carro, que siempre es un Cadillac. Así las usaba George W. y eso no le impedía tener con él a los máximos intelectuales, Fukuyama, Huntington, todo el partido Likud metido en una oficina situada en el mismo piso de la de él en la Casa Blanca. Preparando el 666, el Reino de mil años de felicidad judía tras el cual vendrá el fin de los tiempos. Y con el fin de los tiempos, adiós televisión, adiós putas, las latas de cerveza quedarán esteradas en la calle.

UN CRISTO NUEVO

Mientras tanto, los Estados Unidos andan solos y hay malagradecidos. Después vienen a pedir dinero para sus campañas o espionaje, si los quieren tumbar, pero ahí se les ve llorando, diciendo palabras, mirando largo ante el féretro. O son malditos enemigos, como el de Irán.

Quieren convertirlo en un Cristo, caso en el cual a él le tocaría el papel de Herodes. O no, Herodes mandó a matar a los niños. Ni Herodes ni Tiberio, apenas el hombre que hirió con una lanza el costado de Cristo. Apenas eso. Una lanza tiene punta, como un fusil de radiación.

Cristo está de moda en la televisión por el asunto del Papa renunciante. El Vaticano es el diablo, la casa donde se instaló a gobernar el diablo, así lo dice Elena White en El conflicto de los siglos. Otra cosa es que a veces son aliados de América, como lo fue el papa Wojtyla, el polaco, que se entendió bien y muy bien con el presidente Reagan y juntos tumbaron el comunismo. La CIA quedó prácticamente bajo el mando de aquel Papa y el tráfico de curas, llevando instrucción, dinero, para Polonia fue masivo. Pero básicamente son el diablo, como lo vio Lutero, muy claro. Eso hay que atenderlo porque la fe mueve montañas y quieren convertir a este muerto en santo, en uno que les sirva para alumbrarlo con velas, como esa virgen que ponen los centroamericanos en el rincón del apartamentico en la Gran Manzana. La alumbran pero salen a trabajar a las cinco de la mañana con el sueño de vivir en una casa como esta. La santidad de aquel duró dos mil años y este recién ahora está muriendo.

La radiación exige un adiestramiento especial y los compañeros de oficina del cuartel ni siquiera deben saber que un soldado está estudiando esa tecnología, menos que la usó.

Gerónimo Pérez Rescaniere

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