Taller de reparación de sillas de ruedas

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En la parroquia caraqueña 23 de Enero, ocho emprendedores con diversidad funcional comenzaron su labor en el taller de reparación de sillas de rueda y otras ayudas técnicas para personas con discapacidad, que se inauguró este lunes en un espacio ubicado en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) de la Zona F, en dicho sector popular.

El proyecto lo desarrollan miembros del Frente Juan 23 de personas con discapacidad consiste en la elaboración de siete talleres, con el aval del Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis), en Caracas y otros estados. Éste es el segundo taller inaugurado, el primero fue el de la urbanización Las Brisas, sector El Llanito, municipio Sucre del estado Miranda, a cargo del comité Escalando Nuevas Cumbres.

Para la puesta en marcha de los talleres el Ejecutivo Nacional aprobó recursos, en marzo del año pasado, por el orden de los 770 millones de bolívares, el cual fue distribuido entre los distintos comités para el equipamiento de los locales.

En el acto de este lunes estuvieron presentes integrantes del Frente Juan 23, de otros colectivos de ciudadanos con diversidad funcional, trabajadores del taller y autoridades de la Misión José Gregorio Hernández, Inces Zona F y Conapdis.

El coordinador del taller de la zona F, Luis Mejía, explicó que mediante la Gobernación del Distrito Capital ubicaron el local, «que acondicionamos nosotros mismos».

Mejía comenta que antes de adquirir su discapacidad -hace nueve años- trabajaba con herrería y soldadura, por lo que decidió perfeccionarse en el área a través de unos cursos dictados por el Metro de Caracas, lo que le sirvió luego para formar al personal que lo acompaña.

Carlos Medina, otro de los trabajadores del taller, aseveró: «Este sueño es sólo el principio. Queremos ir hacia la fabricación de sillas de rueda con sello venezolano».

El jefe del centro de formación socialista de la zona F, Otto Moreno, destacó el valor de estos emprendedores que se unen a las otras fortalezas formativas con que cuenta el Inces, como carpintería y mecánica.

Apuntó que en el Distrito Capital hay nueve centros de formación socialista; «nosotros siempre tendremos las puertas abiertas a quienes tengan proyectos en pro del desarrollo y fortalecimiento del poder popular».

Inclusión laboral

De los ocho emprendedores del taller del 23 de Enero, cuatro ya están incluidos laboralmente en nóminas de empresas privadas que les cancela sus sueldos y demás beneficios. La colocación la articuló la compañía Makler Consultoría de Riesgos que desde hace dos años se ha dedicado a desarrollar un programa para la inserción laboral de personas con discapacidad.

Yurima Vázquez, gerente de la empresa, explicó que captan el talento, hacen las entrevistas, buscan los perfiles que las empresas requieren y participan con los aspirantes en la inducción o cursos hasta que ya están laborando.

«Más allá de brindarles la oportunidad de tener un sueldo a estas personas, lo importante es contribuir para que sigan siendo una unidad productiva, para que traspasen barreras».

Emprendedora con voluntad de hierro

Estar sentada desde hace 16 años en una silla de ruedas no es limitación para que Coromoto Linares se mantenga en buena forma física -es entrenadora de pesas- y es una de las trabajadoras del taller. No pudo ocultar su entusiasmo porque éste es su primer trabajo desde que adquirió su discapacidad motora.

«Mientras unos caminan con los pies nosotros caminamos con la mente. Desde hace dos años y medio llegué al Frente Juan 23 y hoy me mantengo como luchadora social. Soy balanceadora de silla de ruedas». Para ello realizó un curso en el propio Inces, además aspira a ser abogada.

Linares habita en Lídice, una zona populosa del oeste de la ciudad, y es una de las 1.337 personas con discapacidad que viven en el 23 de enero. La discapacidad llegó a su vida por una herida con arma de fuego, entonces estaba embarazada y perdió su bebé, estuvo hospitalizada por cuatro años y se sometió a 14 operaciones quirúrgicas.

«Estuve 13 años encerrada en un cuarto y me daba pena y miedo salir a la calle, pero decidí hacerme visible, y hoy tengo trabajo. Vivo con mis tres hijos, de 31, 29 y 24 años, y para seguir luchando tengo las fuerzas, las ganas y el deseo».

Texto: AVN

Fotos: AVN / Juan Carlos La Cruz

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