Rodolfo Walsh reivindicó al periodismo como herramienta de lucha

Este viernes, se celebran 88 años del nacimiento del periodista y escritor argentino Rodolfo Walsh, quien sin duda se convirtió en un exponente del periodismo de lucha en Latinoamérica.

Rodolfo Walsh nació en Lamarque, provincia de Río Negro, Argentina, el 9 de enero de 1927. En 1941 se mudó junto a su familia a Buenos Aires, en donde estudió en un colegio de sacerdotes irlandeses.

Diez años después trabajó como corrector de pruebas y traductor, y en 1953 publicó Diez cuentos policiales argentinos, Variaciones en rojo (Premio Municipal de Literatura), la primera recopilación de autores nacionales del género, y Antología del cuento extraño (1954).

Walsh defendía la posición del periodismo militante, comprometido con las luchas sociales, es por esto que, a raíz de los acontecimientos que tuvieron lugar en el golpe de Estado contra Juan Domingo Perón y la consolidación del gobierno de facto, escribió para un periódico sobre el fusilamiento, en 1956, de un grupo de opositores al régimen de José León Suárez. De esta noticia publicaría más tarde sus investigaciones en un libro llamado Operación Masacre (1957).

De este modo, y tal vez sin ser del todo consciente de su aporte al periodismo, Walsh sienta en Argentina un precedente de lo que diez años más tarde se conocería en Estados Unidos como novela de no ficción -género conocido como periodismo literario-, que tiene entre sus grandes exponentes al escritor Truman Capote con su obra A sangre fría.

Más allá del periodismo

En 1959 Walsh viajó a Cuba, donde junto a Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y el escritor colombiano Gabriel García Márquez fundó la agencia de noticias Prensa Latina.

Durante su estancia en Cuba interceptó y logró descifrar, con solo un manual de criptografía, las comunicaciones secretas entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) y agentes en Guatemala sobre los preparativos para la invasión de Playa Girón, operación que terminó fracasando gracias a la labor de Walsh.

En 1969 publicó ¿Quién mató a Rosendo?, una investigación sobre el asesinato del dirigente sindical Rosendo García. En 1973 publica su tercera y última investigación en libro, el Caso Satanowsky, texto en el que centra su denuncia sobre los más altos responsables de la llamada Revolución Libertadora: si antes se centró en los fusilamientos de José León Suárez, ahora trata de los casos de corrupción, extorsión y asesinato vinculados a la lucha por el poder y la propiedad del diario La Razón de Buenos Aires. Aunque el caso y su posterior investigación tuvieron lugar entre 1958 y 1959, Walsh no publicó las notas en forma de libro sino hasta ese momento.

El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaron a Estela Martinez de Perón, quien ejerció la Presidencia desde 1974 a 1976, dando comienzo a lo que llamaron el Proceso de Reorganización Nacional.

La Junta Militar que asumió el gobierno aplicó estrictas medidas de censura sobre los medios de comunicación, intervino los sindicatos y emprendió una política de terrorismo de Estado que implicó el secuestro, la tortura y la desaparición de unas 30.000 personas.

Ante la censura, Walsh creó la Agencia de Noticias Clandestina (CANCLA) y la cadena informativa, un sistema de difusión de información de mano en mano.

Defensa de un ideal

El periodista argentino y su familia fueron perseguidos por su lucha. El 29 de septiembre de 1976, su hija María Victoria murió en un enfrentamiento con el Ejército. Al verse rodeada y sin posibilidad de escape prefirió dispararse en la sien.

El 24 de marzo de 1977, al cumplirse el primer aniversario del golpe militar, Walsh terminó su última obra, la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, en la que denunciaba tanto los crímenes de secuestro y desaparición de personas como las consecuencias de las políticas económicas de orientación neoliberal aplicadas por José Alfredo Martínez de Hoz, que produjeron un aumento de la desocupación y la pobreza y destruyeron la industria argentina.

Un día después de la publicación de la obra, un grupo armado lo emboscó en la calle. Walsh se defendió con una pistola calibre 22 y no dejó de disparar hasta que fue herido de muerte.

Aún herido, fue subido al auto y secuestrado. Existen versiones que indican que Walsh disparó deliberadamente para no ser atrapado vivo, ya que la pequeña arma que portaba no era suficiente para un sostener un enfrentamiento armado. Sus restos aún no han sido encontrados.

Walsh prefirió morir luchando. Su legado aún se mantiene vivo en el pueblo de América Latina, quien recuerda una de sus más conocidas frases: «El pueblo aprendió que estaba solo. El pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza».

AVN

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