Hoy se cumplen 63 años de la muerte de Armando Reverón, conocido como el maestro de La Guaira, estado Vargas, y uno de los artistas plásticos venezolanos más importantes del siglo XX, quien falleció en el sanatorio San Jorge, el 18 de septiembre de 1954.
Precursor del arte conceptual, su prolífera obra se ha dividido, para su estudio, en varias etapas: La azul (1920), influenciada por el pintor Nicolás Ferdinandov. La blanca (1924), en la que exploró los efectos de la luz, denominada así por Alfredo Boulton, crítico y estudioso de la pintura del artista.
Además, la sepia (1940), en la que dedica sus trazos a reflejar el litoral y el puerto de La Guaira y en donde los tonos marrones del soporte del coleto, constituyen el valor cromático dominante de la composición.
Luego, la etapa figurativa, donde incorporó elementos fantásticos y elaboró muñecas y objetos para refugiarse en un universo mágico luego de sufrir una crisis psicótica que obligó a su reclusión en el sanatorio San Jorge.
Por su parte, Sol Rococuchi, artista plástica, afirmó que el “Loco de Macuto”, como era conocido el artista en la zona, se puede considerar como el primer artista verdaderamente venezolano que existió, “porque él estudió afuera como todos los artistas, que tenían la costumbre de estudiar afuera y venían para acá a hacer lo que se hacía allá. Pero en Macuto comenzó a crear un arte autóctono”, argumentó.
Cabe destacar que el método de pintar de Reverón, en su búsqueda de una percepción más profunda de la naturaleza, que lo llevó a desarrollar procedimientos y materiales que se adecuaran a la forma de representar el paisaje bajo los efectos del deslumbramiento producido por la luz directa del sol, fue reconocido y admirado a nivel internacional.
Prensa Mippci
