OEA: Tentáculo del imperio para la injerencia y contra las revoluciones de los pueblos

La Organización de Estados Americanos (OEA), creada en 1948 con el objetivo de lograr en sus Estados miembros, como lo estipula el Artículo 1° de la Carta de la OEA, «un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia», se ha encargado de hacer todo lo contrario, desempeñándose como un tentáculo más del aparato imperial, en la ejecución de planes injerencistas, impulsados por la derecha internacional para desestabilizar y derrocar los gobiernos progresistas de América Latina.

Es así como, la OEA ejerce un rol protagónico a la vanguardia del sabotaje mediático, generando matrices de opinión que justifiquen acciones injerencistas e imperialistas, y en la ofensiva, que desde hace más de una década, arremete contra Venezuela, ha emanado varios decretos que violan la soberanía del país.

 

En 2016, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció los golpes blandos promovidos por la derecha internacional para desestabilizar la región latinoamericana.

Prueba de ello fue la solicitud de la aplicación de Carta Democrática ante la OEA, por parte de la ultraderecha venezolana y la influencia de su secretario general, Luis Almagro, alegando presuntas violaciones a los derechos humanos y la supuesta promoción de la guerra por parte del Ejecutivo.

Cabe destacar que la Carta Democrática Interamericana es un mecanismo aplicado en el caso de que se produzca una ruptura del proceso político institucional democrático o del legítimo ejercicio del poder por un Gobierno democráticamente electo, en cualquiera de los Estados miembros de la organización.

¿Qué busca la derecha con la aplicación de la Carta Democrática en Venezuela?

Almagro planea publicar una versión actualizada de su crítico informe sobre Venezuela para impulsar la aplicación de la Carta Democrática. El documento citará los supuestos “retrocesos humanitarios y electorales”, tras iniciar, en octubre, un diálogo entre gobierno y oposición. Con la activación de la Carta Democrática Interamericana, la oposición busca lograr que Venezuela sea suspendida del ejercicio de su derecho de participación en la OEA. Para que esto suceda, se requiere el apoyo de dos tercios de los Estados que integran la Organización.

 

Consecuencias del avance de la derecha internacional

El triunfo de la derecha en las elecciones presidenciales de Argentina, la ocupación del Poder Ejecutivo en Brasil por parte de la derecha, después de un golpe parlamentario, y la mayoría de la derecha opositora en la Asamblea Nacional venezolana conforma una triada erigida para desconocer y destruir los logros sociales de los gobiernos progresistas en América Latina.

Asimismo, los ataques de la oposición brasileña, para corromper, desacreditar y deslegitimar el gobierno de la presidenta Dilma Rouseff, al vincularla con los escándalos en la estatal petrolera Petrobras, para justificar su posterior destitución del cargo, se relacionan con el desacato de los diputados opositores en Venezuela y su intento de desconocer la autoridad del presidente Nicolás Maduro, al declarar recientemente un supuesto abandono de cargo, camino abonado por los ataques al vicepresidente ejecutivo, Tareck El Aissami, asociándolo a los cárteles del narcotráfico internacional.

Evidentemente, se sigue un mismo guión, impartido desde el Pentágono y la CIA, para despojar a los gobiernos legítimos, democráticamente elegidos, del poder político y retornar a las élites burguesas y tecnócratas de las derechas locales, apátridas y lacayas de los intereses imperiales de la derecha internacional y sus trasnacionales.

Telesur/ Prensa Mippci

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