Nueva jornada laboral no atenta contra productividad empresarial

Hay tres variables sociales que surgen a partir de la implementación de la nueva jornada laboral reducida a 8 horas diarias y a 40 semanales, que indican que no hay posibilidades de una disminución en la productividad de las empresas.

Quien esto afirma es corredactor de la Ley Orgánica del Trabajo para los Trabajadores y las Trabajadoras: Carlos Sainz Muñoz.

“A menos carga laboral hay un mejor ambiente y unas energías renovadas por parte de la fuerza trabajadora que apuntan a aumentar el rendimiento, disminuir el ausentismo laboral y los reposos, y se bajan los índices de accidentes laborales; todo ello tiene incidencia positiva en el proceso de productividad”, explica el especialista laboral.

Hace una visión retrospectiva para explicar que la reducción de la jornada laboral “no es tan nueva en las grandes empresas del país”, porque comenzaron a cambiar sus horarios librando los fines de semana desde el momento en el cual se planteó la medida en la Constitución de 1999.

“Esas grandes empresas, que son las que más cuestionan los asuntos del Gobierno a través de sus voceros, ya están adaptadas a las exigencias legales de la nueva jornada laboral y ninguna de ellas ha reportado pérdidas ni bajas en la productividad ni mucho menos se han declarado en quiebra; y como algo paradójico –dentro de sus quejas– tampoco han vulnerado los derechos de los trabajadores, e incluso han contratado nueva mano de obra”, asegura.

En cuanto a las medianas y pequeñas empresas, Sainz Muñoz dijo que ocurren casos similares de aumento de productividad, y a partir de la publicación del reglamento que regula la jornada laboral se suma el entusiasmo de los trabajadores del sector, quienes refieren el beneficio que les genera el mayor descanso para recrearse, estar con la familia, formarse como seres integrales y además se sienten más estimulados para producir a favor de esas empresas de las cuales se sienten parte importante.

“El reglamento genera flexibilidad y el hecho de contar con un Presidente obrerista siempre se va a buscar un equilibrio con la intención de reivindicar derechos, pero también deberes de los trabajadores, a los fines de garantizar aumento de la productividad”, finalizó el jurista laboral.

Por su parte, el coordinador general de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, Carlos López, fue enfático al afirmar que no se avizoran riesgos en el panorama laboral nacional para plantear una posible baja de productividad.

“Es cierto que hay pequeñas empresas que ya han reportado inconsistencias de sustentación, pero el Estado les va a garantizar un fondo de financiamiento, no solo para su funcionamiento ordinario y logístico, sino para apuntar al aumento progresivo de sus índices de producción”, argumentó López.

Con respecto a las empresas grandes, el sindicalista aseguró que proyectan aumento de la productividad, más puestos de trabajo y más acumulación de riquezas, lo cual debería afectar positivamente a la masa trabajadora.

La inamovilidad laboral no es ninguna traba

Carlos López, sindicalista bolivariano, defiende la inamovilidad laboral consagrada en la LOTTT sobre la base de “la conciencia que debe imperar en los trabajadores, que al desempeñar sus funciones en el trabajo liberador, contribuyen con la productividad del país. El Estado es garante de su puesto laboral, pero cuando el trabajador comete faltas graves y pone en riesgo la efectividad en el proceso productivo puede ser calificado para su destitución”. Por su parte, Carlos Sainz Muñoz, jurista laboral, está claro en que “la inamovilidad no es una patente de corso para los trabajadores. El empleo es un derecho humano pero cada quien debe cumplir con sus funciones. La ley genera estabilidad laboral pero si se justifica el despido se finaliza la relación laboral, lo que no se permite es el despido injustificado; por lo tanto la inamovilidad no es una traba”.

Luis Martín /Ciudad Ccs

 

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