No fui a verte Comandante

No fui a verte, Comandante, no fui a verte, así no quise mirarte, allí dormido en tu lecho.

De todas partes del mundo vinieron a despedirte con grandes muestras de amor, te cantaron…

No fui a verte… Quiero conservar tu imagen, tal como te miré siempre, admirar tu bizarría, tenerte en mi cada día.

¡Ay mi amado, qué contraste!  ¿Cómo puedo sonreír y llorar con tu partida?

Tal vez piensen que es mentira, pero, cuando pasan tus videos por la televisión, donde estás junto a los niños que te cantan, o preguntan y les respondes con amor, los tomas en tus brazos, los besas… Y ese niño que un día te brinda un pedazo de la galleta que sacó de su boca, y tal como te la entregó… ¡La comiste! Y te admiré.

¡Ay, Comandante! Cuando veo esas escenas, no puedo contener este raudal que me ahoga, solo me da por llorar, pero otras veces sucede, que también me haces reír con tu forma de expresar. Cuando le hablo a las personas, digo, ¡caramba! ¿será que Chávez me va a tener todo el tiempo riendo y llorando?

Estos me responden, “es que a mí me pasa igual”.

Y llego a la convicción de que no puede ser casual, cuando  existe lo causal.

Entonces mi Comandante, ¿cómo vamos a olvidarte?

Si te quedaste en nosotros, te sentimos, te vivimos.

Todo cuanto prometiste, lo cumpliste.  Tus consejos y enseñanzas nos alertan cada día. Me sorprendes, Comandante, cuando escucho tus videos, con tus temas tan reales y actuales, es como que  acabaras de grabarlos. Por eso, mi Comandante, no puedo sentirte ausente, quiero tenerte presente.

Nos devolviste la Patria, nos enseñaste a quererla y también a defenderla. Por cuidarla y protegerla, descuidaste tu salud.

Nos llenaste de tu luz.

Hoy digo con orgullo.

¡Viva la Patria! ¡Viva Chávez!

Porque cuando digo Patria, digo también Hugo Chávez.

Por Eunice Bonilla / Correo del Orinoco

Send this to a friend