«Desde preescolar vengo haciendo la Cruz de Mayo. Para mí es como si fuera algo que llevamos por dentro, como si sintiéramos un sentimiento por ella, como paz, amor”, así expresa su devoción por esta manifestación cultural, la niña María Alejandra Estupiñán, de nueve años, quien estudia cuarto grado y vive en Sarría.
Ella, así como decenas de niños y niñas desde educación inicial hasta sexto grado de la Escuela Bolivariana José Martí, ubicada en la calle Los Cortijos de Sarría, le rindieron homenaje a la Cruz de Mayo, elaborando artesanalmente cruces de papel crepé, papel periódico, flores, estambre, hojas de árboles, foami y otros materiales reciclados.
María Alejandra comenta que su fe en esta festividad se la debe a las profesoras Beatriz Guerra y Renata Ibarra. Para Gabriela Andrea Merchán, de ocho años, quien cursa tercer grado y habita en La Ceiba, el madero sagrado representa amor y respeto. “Desde chiquita me han acostumbrado a rendirle veneración. Mi mamá me dijo que le pidió mucho cuando nos tuvo a mi hermana y a mí”.
Rubeisa Ortega, de 11 años, residente del barrio El Carmen y estudiante de quinto grado, relata: “Las profesoras Renata y Beatriz nos han inculcado cariño, amor, amistad, paz y respeto por la Cruz”.
Estos testimonios demuestran la labor que viene desempeñando el Centro Cultural Vinicio Adames del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, que coordina Yuri Díaz, en la unidad educativa dirigida por Rosa Hernández.
Con la décima: Aquí les traigo mi canto, saludo a la Cruz bendita, que hoy se encuentra bien bonita en el altar sacrosanto. Aquí le traigo mi amor, recibe esta flor hermosa y mi canto con fervor, se inició la fiesta en la placita José Martí de la escuela, con el acompañamiento sonoro del cuatro del profesor de música Julio Rondón.
Al final de la actividad, la chiquillería junto a los profesores hicieron una procesión con el altar del madero hasta el centro cultural, donde le tocaron una fulía y le declamaron otras décimas matizadas con las cuerdas del profesor Rondón y los toques de tambor de los músicos del Banco Central de Venezuela: William Marcos y Luis Gerardo Castillo.
Ciudad Caracas
