Miguel Otero Silva, literatura al servicio de la realidad nacional

“Dura menos un hombre que una vela”, escribió el poeta venezolano Eugenio Montejo; sin embargo, su obra e ideas son eternas, mientras quienes les sobrevivan las mantengan presentes.

La obra de Otero Silva, escritor, periodista, y político venezolano, sobrevive por ser de gran importancia artística, cultural y social.

Nació en Barcelona, estado Anzoátegui, el 26 de octubre de 1908, y desde muy joven demostró gran interés por el mundo de las letras y tomó posición sobre la realidad nacional.

Luego de concluir la secundaria en 1924, comenzó estudios de ingeniería civil en la Universidad Central de Venezuela, tomando finalmente otros caminos. Inició su carrera periodística muy joven, con la redacción de la revista humorística Caricaturas; más tarde fundó El Morrocoy Azul,  el semanario político Aquí Está, y posteriormente El Nacional.

Miguel Otero Silva fue miembro de la generación del 28, un grupo de jóvenes venezolanos quienes se opusieron y enfrentaron los rigores de la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Por esta lucha tuvo que exiliarse desde 1930 hasta 1936, y en su destierro pasó por Trinidad, Curazao, España, Francia y Bélgica.

Al caer la dictadura vuelve a Venezuela, sin embargo al tiempo fue expulsado por el entonces presidente Eleazar López Contreras, disgustado por sus versos en el diario Ahora.

Más tarde, en 1949 preside la Asociación Venezolana de Periodistas y en 1967 es elegido individuo de número de la Academia Nacional de la Lengua, institución a la que se incorpora el 6 de marzo de 1972.

Su obra, conformada entre otras por las novelas Fiebre, Casas Muertas y La Muerte de Honorio, además de poemarios como La mar que es morir y Poesía hasta 1966, es una muestra no sólo de su calidad literaria, si no de su sensibilidad social para narrar, como lo hiciera en Casas Muertas, el declive de un pueblo y el sufrimiento de sus habitantes debido a las pandemias y enfermedades que traían consigo la migración a las grandes ciudades. Con esta novela ganó el Premio Nacional de Literatura (1955-1956).

Su novela, Oficina No. 1, cuenta el  acontecer petrolero que se desarrolla en El Tigre; Fiebre, está inspirada en la lucha contra el régimen de Gómez, y La muerte de Honorio, funcionó como forma de denuncia a las torturas por parte de la policía política de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

En 1970 edita la novela Cuando quiero llorar no lloro, por la cual en mayo de 1980 le es otorgado el Premio Lenin de la Unión Soviética y en 1984 aparece su último libro, La Piedra que era Cristo.

Miguel Otero Silva falleció en Caracas el 28 de agosto de 1985.

Carmen Ugueto

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