Maduro mantuvo firme su lealtad a Chávez durante el golpe de abril de 2002

En estrecha comunicación con el comandante Hugo Chávez y enfocado en el retorno de la democracia se mantuvo Nicolás Maduro durante los sucesos del 11, 12 y 13 de abril de 2002, cuando la derecha venezolana ejecutó un golpe de Estado contra el Presidente, quien regresó al poder en la madrugada del 14 de abril tras la resistencia de un pueblo que demandó su retorno.

Ya en enero de ese año, Maduro, entonces diputado de la Asamblea Nacional (AN) por el Movimiento Quinta República (MVR), partido que llevó a Chávez a la Presidencia en 1999, denunció junto con otros parlamentarios revolucionarios la preparación de la operación inconstitucional y a sus principales figuras: los representantes de la patronal Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Pedro Carmona y Carlos Ortega, respectivamente.

Por eso, este viernes, cuando se cumplieron once años del gobierno de facto de Carmona, Maduro recordó que en aquella oportunidad se produjo «una crónica de un golpe anunciado».

«Fue un golpe por capítulos», agregó: El 7 de febrero, un coronel de aviación interviene en un foro televisado y pide la renuncia de Chávez. Poco después lo harían otros oficiales. Más tarde, el 8 y 9 de abril, Fedecámaras y la CTV llamaron a una huelga general indefinida, aunque la mayoría del país no acató el llamado.

Entonces, el 11 de abril los golpistas, que habían convocado a una marcha con destino a Chuao, decidieron desviarla hacia el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno en Caracas. El objetivo era, destacó Maduro, asaltar el Palacio y generar un «enfrentamiento pueblo con pueblo para que hubiera una mortandad incontrolable». Era la fachada para justificar el atentado contra la democracia.

«Fue el día de la masacre, mercenarios contratados, salvadoreños algunos de ellos, que fueron capturados y luego liberados por los golpistas, ejecutaron una masacre», recordó.

Ese 11 de abril, disparos de francotiradores y policías metropolitanos, entonces manejados por el alcalde Mayor, el opositor Alfredo Peña, dejaron al menos 19 muertos y cien heridos en el inicio del golpe cívico-militar.

Maduro rememoró cómo se supo que los militares golpistas grabaron un pronunciamiento contra el Gobierno hablando de muertos, horas antes de que se produjera el primer fallecido en la manifestación. «Se develó el plan», señaló.

Ese día, Maduro estuvo en la oficina de José Vicente Rangel, entonces ministro de Defensa, hasta las 2:00 de la tarde, en compañía del diputado Pedro Carreño. Allí se dirigió para informarle sobre sabotajes previstos a instalaciones petroleras por parte de la derecha. Decidió retirarse cuando un capitán le dijo: «Diputado, váyanse, porque han mandado un comando especial con esposas y fusiles y los quieren detener».

Más tarde, ese mismo día, se encontró con el general Manuel Rosendo, entonces jefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional (Cufan) y supuesto aliado del Presidente. «El comandante le tenía mucho cariño», expresó Maduro este viernes. «Le dije que estábamos en un golpe de Estado y él me respondió: ‘A Chávez que lo defiendan sus Círculos Bolivarianos’, con tono despectivo».

Enseguida se comunicó con el mandatario, quien se sorprendió por la actitud de Rosendo. «Traición lamentable», señaló Maduro.

El 12-A

Para el 12 de abril, fecha en que Carmona se juramenta a sí mismo como presidente y pasa por encima de la Constitución, Maduro se encontraba resguardado en la zona norte de la ciudad, por instrucción de Chávez.

«Estamos en medio de un golpe de Estado, no venga para acá. Ustedes preserven el mayor número de cuadros que se puedan», le dijo el mandatario, contó esta semana Maduro en una entrevista televisada. Inmediatamente, alertaron a los demás dirigentes revolucionarios.

En la madrugada, Maduro llamó a la central telefónica de Miraflores y fue atendido por el propio jefe de Estado, quien le informó que las guarniciones del país se mantenían leales al proceso bolivariano y los instó a no perder el contacto con el interior del territorio y los dirigentes en los barrios.

«Luego le pasé a Tarek William Saab (entonces diputado del MVR), quien le dijo: ‘Presidente, conviértase en un presidente prisionero’. Chávez le respondió: ‘Estoy pensando en qué voy a hacer. Estoy por tomar una decisión».

Cilia Flores, esposa de Maduro y parlamentaria en aquel momento, se despidió del mandatario entre lágrimas: «Sentía que era la despedida final», comentó Maduro, quien acompañó al comandante desde 1992, luego de que Chávez encabezara la rebelión militar en febrero de ese año.

Maduro, sindicalista del Metro de Caracas, fue escolta de Chávez desde 1994, fue apresado en 1996 por Disip tras imprimir panfletos de conmemoración del 4-F, fue diputado por el MVR, presidente de la Asamblea Nacional, canciller, vicepresidente y ahora aspira continuar el proyecto bolivariano del Comandante, al frente de la Presidencia.

En abril de 2002, mientras Chávez decidía si se trasladaba a alguna ciudad del país, resistía en Miraflores o se entregaba a los golpistas, Maduro le propuso convocar una rueda de prensa con los gobernadores, alcaldes y diputados bolivarianos para que manifestaran su respaldo al líder ante todo el país y llamaran a la paz.

«Él me dijo: ‘No, yo no quiero que amanezca», puesto que ya Enrique Mendoza, entonces gobernador del estado Miranda, estaba llamando a otra marcha a Miraflores. «Yo no quiero más muertos y más sangre», expresó el comandante.

«Estuvieron a punto de matarlo. Afortunadamente no fue así. Vivió todos estos años para entregarnos su trabajo, su obra y su amor», recalcó Maduro.

13-A

El 13 de abril, la firme movilización del pueblo con sus líderes revolucionarios y oficiales fieles de la Fuerza Armada lograron devolver a Chávez en el poder.

«Todo el pueblo se lanzó en insurrección para la calle con un solo grito: ‘¡Queremos a Chávez, queremos a Chávez!’ La Fuerza Armada recibió órdenes de masacrar al pueblo pero se negó (…) Se pusieron de lado del pueblo», rememoró Maduro esta semana.

Hace un año, al recordar esta fecha, el comandante Hugo Chávez expresó: «Los soldados, el pueblo más pobre, estuvieron aquí, siendo leales a su mandato, siendo leales a una esperanza y siendo leales a su propia vida. Creo que ese es el recuerdo, dentro de aquella tragedia, más bonito que yo me llevo del 11 de abril: ver a un pueblo siendo leal».

AVN

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