La traición ardió en la Quema de Judas en San Agustín

El tema de este año, el objeto de las llamas en San Agustín del Sur, fue la traición. A las 6:05 de la tarde comenzó la acostumbrada Quema de Judas, la ceremonia colectiva más tradicional del domingo santo en diversas regiones del país.

Judas encarna diversos conceptos, antivalores y personajes cuestionados por los venezolanos. En San Agustín, donde ocurre la quema desde hace 26 años, la traición tomó la forma del candidato presidencial abanderado por los sectores de derecha.

«Hicimos el muñeco de Henrique Capriles porque él representa la traición a Venezuela, porque viene con las mismas intenciones de los adecos y los copeyanos, vender el país a los intereses extranjeros. Capriles sí tiene un programa de gobierno, eso es mentira que no tiene proyecto ¡Pero es para agarrar susto ese proyecto! Por eso no hablan de lo que harían si ganaran, porque la gente se les va a rebotar», dice Manuel Escobar, vecino de la barriada caraqueña.

Además de Capriles, en otros sectores de la capital quemaron a personajes como El Imperio o El Mentiroso. La quema rememora a Judas, el apóstol traidor, que vendió a Jesús de Nazaret y su verdad por 30 monedas de plata.

Pero más allá del cuestionamiento implícito del ritual, se trata de una expresión cultural que convoca a la convivencia vecinal. En San Agustín, el pote casa por casa dio para comprar una gran piscina inflable y preparar una sopa de carne y pollo con verduras, mejor conocida en Venezuela como «sancocho», que alcanzó a repartirse entre 200 comensales.

En el Cementerio, en tanto, la tradición tiene 72 años, la familia Loaisa se ha encargado de mantenerla con el apoyo de los miembros de la comunidad.

«Es una fiesta donde convergen los cementerianos una vez al año. Hay gente que viene especialmente a verse en la quema», expresó el vicepresidente de la Asociación Civil Judas del Cementerio, Romer Martínez.

En la mayoría de los casos, la oportunidad se aprovecha para que adultos y pequeños compitan en una «carrera e’sapo», jueguen pelotica de goma o pongan en práctica su técnica de «retruque» en un duelo de metras, e incluso para que algunos hagan sonar la salsa caraqueña juntando tambores, charrascas y cencerros.

El experto en fabricar el Judas

En materia de confección de muñecos, Robert Torres es el «papá de los helados» en San Agustín del Sur, según dicen sus vecinos, haciendo uso de esa expresión coloquial que denota talento. Robert hizo su primer Judas a los 10 años de edad, con una lata de leche.

«Yo modelo la cara con cartón y papel periódico, las facciones (este año, muy fieles a las de Capriles) las voy afinando con los dedos y un poco de goma. Luego, bueno, pintura al frío y detalles en la vestimenta; el muñeco debe parecerse bastante al personaje. El vestuario de este Judas lo puso un vecino que tenía guardada la ropa que usó en su matrimonio civil, hace 15 años», detalló.

El año pasado, el modelador confeccionó un Judas que encarnaba a la delincuencia. «Es costumbre quemar temas también, el mal vecino, una tragedia, no sólo tienen que ser personajes políticos», agregó el joven.

El testamento

Cerca de las 6:00 de la tarde, algunas comunidades siguen la práctica de leer un testamento del Judas que pronto arderá. Toda la jocosidad y la creatividad del venezolano se hace letra en estas epístolas destinadas a la repartición de supuestas pertenencias dejadas por el quemado.

En San Agustín del Sur, Manuel Escobar escribió el testamento del Judas 2013, usando el nombre de algunos vecinos, con piquete de broma. He aquí algunos de los versos:

A Manuel Hidalgo, le dejo mis dos patinetas, para que no tome tanto y se compre una bicicleta

A Cleotilde le dejo mis medias color café, para que siga vendiendo aquello que quita la sed

A los Velázquez les dejo una reflexión, cuando estén con su bulla piensen en la urbanización

A mi socio Rober, le dejo mi pantalón y mi pechera, para que se controle más y no agarre tanta… rabia

A Manuel Escobar le digo que no pedaleé tanto, se va a poner tan flaco, que parecerá un espanto

Hasta aquí dejo mi testamento. Perdonen aquellos que no nombré, el año que viene algo les daré

Y los que están desesperados por ver mi cuerpo arder, péguenme ya candela, que yo me consumiré.

AVN

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