La nobleza de Sucre y su respaldo a Bolívar lo llevaron a la muerte

Antonio José de SucreNació un día como hoy en Cumaná y fue a morir asesinado en las montañas colombianas de Berruecos, cuando se dirigía a Quito a reunirse con su esposa, Mariana Carcelén y Larrea, la Marquesa de Solanda.

Por Antonio «Chino» Manrique.- Se están cumpliendo 227 años del nacimiento del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, uno de los más nobles próceres que tuvo nuestra gesta emancipadora y por ser heredero directo del Padre Libertador Simón Bolívar, fue asesinado en las montañas de Berruecos, cuando se dirigía a Quito a reunirse con su esposa, Mariana Carcelén y Larrea, Marquesa de Solanda, en una acción ejecutada el cuatro de junio de 1830, en la que estuvo involucrada  intelectualmente, la mano de Francisco de Paula Santander y de otros personeros de la oligarquía  de la entonces Cundinamarca, que era el nombre como integrante principal de la Gran Colombia y que en el 1886 pasa definitivamente a ser denominada Colombia, ante había sido Nueva Granada.

Había nacido en Cumaná, la primogénita del Continente Suramericano, el tres de febrero de 1795, por lo que a la hora de su asesinato, había cumplido 35 años y  cuatro meses de edad. Ostentó el título más elevado después del de Libertador, como es el de Gran Mariscal de Ayacucho, el cual le fue otorgado el 27 de diciembre de 1824, por el Congreso del Perú, exactamente a los 18 días de la gloriosa victoria obtenida en la Batalla de  Ayacucho, librada en las Pampas de la Quinua, Alto Perú, el 9 de diciembre de ese año, en la cual venció al último gran jefe español en suelo suramericano, José de la Serna e Hinojosa, acabando de paso con el colonialismo español en esta área de Latinoamérica. El 14 de febrero de 1825, el propio Simón Bolívar, en ese momento al mando  del Perú, también le concedió el título de Libertador de la nación de los antiguos incas.

En la Batalla de Ayacucho fueron vencidas las últimas fuerzas coloniales, que desde el 12 de octubre de 1492, se habían implantado en el mundo que Cristóbal Colón puso bajo el dominio del entonces poderoso imperio español, regido por los llamados reyes católicos, Fernando e Isabel,  y que hoy, después de  525 años, se ha expandido desde el sur de la Patagonia, hasta los límites de  México con USA, comprendiendo el mar Caribe o de las Antillas, Centroamérica, para conformar 32 naciones en las cuales se hablan varios idiomas, que exceptuando los originales aborígenes, destacan el español, el inglés, el francés, holandés, destacando que realmente son 34 las naciones, pero dos de ellas, Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, se han arrogado el derecho a tener a las otras 32 como supeditadas a su mando neocolonial, en especial, la primera o USA (United State of America), que se considera el amo de toda la región (Indo América o Latinoamérica), además de que nos considera  su “patio trasero”. Destacando igualmente, que precisamente esa USA, mantiene a la isla de Puerto Rico como colonia, sumida como está en la más completa miseria como nación, razón por la cual, la migración desde la isla hacia el territorio norteamericano, añadiendo que con la llegada de Donald Trump a la presidencia de USA, la emigración general de los predios situados al Sur del Río Grande, ha sido paralizada. No obviemos que también tuvo a Cuba como colonia, pero eso fue hasta la llegada de Fidel Castro y sus barbudos, el 1º de enero de 1959 y derrocaron al dictador Fulgencio Batista, quien era apoyado por el imperio y la mafia que imperaban  en el país norteño… ahí está la historia que lo demuestra en el filme El Padrino…

¿Quién fue Antonio José de Sucre?
Antonio José de Sucre perteneció a una familia de larga tradición militar al servicio de la Corona española. Su padre, fue el teniente coronel Vicente Sucre y Urbaneja y prestó sus servicios a la corona, a la cual iría a combatir desde los inicios de la gesta emancipadora el 19 de abril de 1810, cuando en Caracas, fueron destituidas las autoridades que comandaba Vicente de Emparan y Orbe. El joven Antonio José de Sucre, siguió los pasos de su padre y antecesores de éste, continuó la carrera militar que habría de darle sus frutos en el tiempo de la revolución de la independencia continental, en la cual ganó dos batallas que independizaron al Quito que después del 13 de mayo de 1830, se convierte en la capital de Ecuador que en esa fecha surgió como Estado Nación independiente, y el Perú. Además habría de convertirse en el primer mandatario de Bolivia, constituida por Bolívar el seis de agosto de 1825, pero no acepta la Presidencia, entregándosela a quien ya estaba definido como su segundo el Gran Mariscal Antonio José de Sucre.

En su natal Cumaná realizó sus primeros estudios en una escuela que había sido fundada por su tía, María de Alcalá. Seguidamente se trasladó a Caracas, donde ingresó en la Escuela de Ingenieros, dirigida por el coronel español Tomás Mires. En dicha escuela, curso estudios de matemáticas, agrimensura, fortificación y artillería. Conocimiento que posteriormente le servirían de inmensa ayuda en el desempeño de sus funciones como jefe militar.

Bajó el mando del Precursor  Francisco de Miranda y de Mariño

Cuando sonaron los primeros disparos por la independencia, el joven Antonio José de Sucre  ha cumplido los  quince años y se le encuentra alistado en el ejército patriota como alférez de ingenieros. En el 1812 lo tenemos participando en acciones armadas bajo el mando del Precursor de la independencia Sebastián Francisco de Miranda, quien va a caer en desgracia, al ser entregado al jefe español, Domingo Monteverde por un grupo de patriotas que consideraron que había entregado la revolución, entre quienes figuró el propio Bolívar, que a su vez había perdido la plaza de Puerto Cabello, por la traición de  Francisco Fernández Vinoni. Son numerosos los que se van al exterior, entre quienes figuran el propio Bolívar, Ribas y otros jefes que le darían vigor a la lucha en los próximos años. Sucre es también de los que se van al exterior. Mientras unos se van a Curazao, él opta por Trinidad, ante la facilidad que le permite su natal Cumaná.

Ascenso a Teniente coronel

En el 1813, mientras el futuro Libertador inicia su  Campaña Admirable por los linderos andinos, Santiago Mariño lo hace por las costas del estado que actualmente le hace honor al apellido del Gran Mariscal de Ayacucho. Con otros 42 patriotas,  sale el margariteño del islote de Chacachare, donde su hermana, Concepción Mariño, es la dueña. Entre ese grupo de patriotas, viene también el joven Antonio José de Sucre, quien cuenta 18 años. Vienen además quienes serían los jefes en los días futuros: Piar,  Francisco Bermúdez, Valdés, Azcue y otros. Su comportamiento en los combates en que participa, conllevaron su  ascenso a teniente coronel (comandante).

Esas acciones iniciales de Bolívar y Mariño, se constituyen en triunfos para los patriotas. El primero por los predios andinos y centrales, mientras que el segundo, los hace por el Oriente. El 14 de octubre de 1813 el gobernador de Caracas, Cristóbal Mendoza, en nombre del pueblo venezolano, nombra a Simón Bolívar Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y le confiere el título de El Libertador. Ese titulo se lo habían otorgado los merideños el 23 de mayo del mismo año, cuando inició el avance que lo traería victorioso a su Caracas natal. A su vez, Bolívar llama a Mariño Libertador de Oriente. Este año  13 fue victorioso para los patriotas. El 14 sería catastrófico, en el cual, la figura de José Tomás Boves, ya estaba   enseñoreado contra los patriotas. La peonada y los esclavos siguieron al asturiano en esta primera etapa, luego cambiarían y se irían con Páez.   De Caracas salen en julio millares de familias, es lo que se conoce como “La fuga a Oriente”.

En el segundo semestre del 1815, el ahora coronel Antonio José de Sucre, se encuentra  en la defensa de Cartagena de Indias. El nuevo jefe español lo es Pablo Morillo, quien había llegado a las costas del estado natal del futuro Gran Mariscal. Luego desde pasaría a combatir en Guayana y el bajo Orinoco.

Lugarteniente de Bolívar

Los años siguientes son difíciles para los patriotas. Muchos jefes patriotas se van al exilio. Entre ellos el Libertador, quien es acosado por sus algunos de sus subalternos, destacándose los casos de Bermúdez y Mariño. Atrás había quedado la famosa Carta de Jamaica que le escribió al inglés William Campbell residente en esa isla,  colonia de Inglaterra. Había igualmente realizado las dos invasiones de Los Cayos, en la segunda de las cuales, no saldría más del continente. El 11 de abril de 1817, Piar triunfa sobre Miguel de la Torre (el mismo que sería derrotado en Carabobo el 24 de junio de 1821). Más, Piar cae en actos de insubordinación y Bolívar tiene que asumir la actuación de gran jefe para imponer en orden en las fuerzas patrióticas, pues la guerra ya se está desarrollando  por siete años. El 16 de octubre de ese mismo año 17, es pasado por la armas en la Angostura que el 30 de mayo de 1846 pasaría a  ser denominada Ciudad Bolívar. Allí ha instalado el Caraqueño su cuartel general. Al año siguiente, Sucre  se encuentra con el Libertador,  y se inicia una especie de amistad, que para el Bolívar era como si estuviera tratando con el hijo que nunca tuvo. El 15 de febrero del 1819, Bolívar instala el Congreso de Angostura. Prácticamente está constituyéndose la III República que será imperecedera hasta 1830 con José Antonio Páez al frente.

Sucre comisionado de Bolívar

El 27 de mayo de se mismo año 19, Bolívar sale de Mantecal y después de tres encuentros y algunas escaramuzas bélicas, logra resonante triunfo en Boyacá, el seis de agosto, cuando vence al jefe español José María Barreiro.

De inmediato, el Libertador lleva a Sucre a misiones diplomáticas no armadas. Lo nombra  Jefe del Estado Mayor General Libertador.

El 25 de noviembre de 1820 es el jefe de los comisionados que entablan conversaciones con los representantes del general Pablo Morillo (“El Pacificador”). Acompañan a Sucre el general Pedro Briceño Méndez y el coronel   José Gabriel Pérez. Por los realistas signaron  Ramón Correa, Juan Rodríguez del Toro y Francisco Linares González.

El tiempo habrá de recoger que los acuerdos asumidos entre el 25 y 26 de noviembre, en cuanto a la regularización de la guerra, ponen de manifiesto que Antonio José de Sucre fue uno de los precursores de los derechos humanos a nivel internacional. La benignidad, la clemencia y la beneficencia  de los firmantes corroboran esta apreciación. El día 27 los dos grandes jefes Bolívar y Morillo, se dan un abrazo en Santa Ana de Trujillo. El jefe español se iría a España, le sucede en la jefatura Miguel de la Torre, quien sería vencido en Carabobo.

Batalla de Pichincha

Pero si bien, Sucre fue gran negociador en esos aspectos que buscan la paz entre los contendores en conflictos bélicos, no lo es menos que también lo fue en la conducción de encuentros armados para salir victorioso de ellos y así lo vamos a tener el 24 de mayo de 1822 en la batalla que se realiza en las faldas del volcán Pichincha, en la cual sale derrotado el jefe español Melchor  Aymerich. Este triunfo permitió la incorporación de Quito a la  Gran Colombia que había nacido formalmente el 17 de diciembre de 1819, en lo que constituyó una de los más importantes acuerdos del Congreso de Angostura. Quito pasó entonces a formar parte de la Gran Colombia, que se había estructurado inicialmente con Cundinamarca. Faltaba Venezuela que se incorpora después del 24 de junio de 1821 con el triunfo de los patriotas en la Batalla de Carabobo.

Ayacucho Cumbre de la Gloria Americana

Con las victorias obtenidas por José de San Martín  en Chacabuco y Maipú que liberaron a su Argentina natal y Chile, quedaba el norte de Suramérica en manos de colonialismo español y, es entonces cuando el Congreso del Perú la hace un llamado al Libertador, pues las traiciones internas echaron al suelo la liberación que había decretado San Martín, el 28 de julio de 1821. Bolívar dispuso que fuera Sucre adelante. El le seguiría y llega al Callao en septiembre de 1823. Al año siguiente, Bolívar triunfa sobre José de Canterac en la Batalla de Junín.

Se presentó entonces la malignidad de Francisco de Paula Santander, a quien Bolívar había dejado en la Vicepresidencia de la Gran Colombia, con sede sabemos en Bogotá, quien en conocimiento del triunfo  de Junín, argumentó que el Presidente de la GC no podía poner en riesgo su vida fuera del territorio de la misma. Y eso porque sabía que el Caraqueño iba a salir victorioso. La alta oficialidad del mando republicano, entre quienes destacaron Jacinto Lara y el propio Sucre, le hizo ver a Bolívar que no debía tomar en cuenta esos señalamientos llegados desde Santa Fe de Bogotá. Más, el Libertador, a su vez argumentó  que se debía respetar la constitución de la Gran Colombia que se estaba conformando. Y en definitiva optó por designar a Sucre, quien saldría triunfante el 9 de diciembre de 1824, en lo que constituyó la Batalla de Ayacucho, la Gloria de América.

En mundo suramericano se encuentra liberado, ahora venía la conformación de las ex colonias en naciones, surgirían entonces las luchas interna entre hermanos, connacionales, con los dueños del comercio, navegación, industrias nacientes y los terratenientes a suceder al colonialismo hispano. En Venezuela fue la Cosiata, en Colombia el atentado a Bolívar y en Bolívar también un atentado contra Sucre en  Bolivia.

Fue un alzamiento en Chuquisita y el Cumanés salió a tratar de controlar la situación, solamente acompañado  de dos de sus edecanes, José Mariano  Andrade y Antonio Escalona. Confiaba en que los soldados no lo atacarían por la forma como los trataba y ayudaba en cualquier problema solucionable. Recibió dos disparos, uno en la cabeza y otro en el brazo derecho, que desde entonces le quedaría baldado para el resto de sus días. La situación  controlada, pero ya había aflorado los vientos de traición que conllevó a su asesinato.

Un pie en Pichincha y otro en el Potosí

Para finalizar este reportaje, insertaremos unas líneas de parte de lo escrito por el propio Libertador sobre Sucre, de quien se están cumpliendo 227 años de su nacimiento en Cumaná.

“Después de la Batalla de Boyacá, el General Sucre fue nombrado Jefe del Estado Mayor General Libertador, cuyo destino desempeñó  con asombrosa actividad. En esta capacidad, asociado al General Briceño y al Coronel Pérez, negoció el armisticio y la regularización de la guerra con el General Morillo en 1820. Este tratado es digno del General Sucre, la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron; él será eterno como el más bello monumento de la  piedad aplicada a la guerra; el  será eterno, como el nombre del vencedor de Ayacucho (…) La posteridad presentará a Sucre con un pie en el Pichincha  y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco Capac y contemplando las cadenas del Perú, rotas por su espada…”.  Esto fue escrito en el 1825 en Lima, capital del Perú.

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