La ética usada como extintor de fuego. Clodovaldo Hernández


Figuras de Globovisión han formulado, al renunciar, una apelación a la ética que vista fuera de su contexto histórico luce heroica. Pero enfocada como se debe, en retrospectiva, pierde ese poder seductor que tiene papel de mártir.

Así funcionan las normas morales: no son un artilugio del que alguien se socorre en caso de apuro. No se trata de un extintor de incendios que uno usa, si los nervios se lo permiten, luego de romper el vidrio.

Renunciar al empleo en nombre de los valores es un acto de valentía digno de encomio. Personalmente lo considero así aunque los valores que el renunciante defienda me parezcan -como en este caso- antivalores. Dejar la estabilidad del quince y último, de las vacaciones, de las utilidades, del HCM y, en el caso de las figuras-ancla, dejar nada menos que el espacio donde clavarse (¿eso es lo que hace un ancla, no?), y todo por cuestión de principios, es enaltecedor, aunque esos principios sean antiprincipios. Mi reconocimiento entonces a quienes se marchan de un medio por no compartir su línea editorial. Pero, pasemos el encandilamiento y revisemos la apelación a la ética. Veremos que varios de los notables periodistas que están tratando de usar el extintor fueron cómplices (en no pocos casos, con roles protagónicos) de los desmanes éticos perpetrados por los dueños de medios en abril de 2002. En términos anecdóticos debe saberse que algunos corearon y festejaron con enérgicos y repetidos brinquitos (tipo concierto de rock) el decreto de tierra arrasada de Carmona y, más allá de la anécdota, se sumaron gustosos a fomentar la libre cacería de chavistas -periodistas incluidos- que se inició de inmediato. Parafraseando el eslogan, «usted no lo vio, pero sí ocurrió… «, ciertos testigos tenemos grabadas esas patéticas escenas en el YouTube de nuestras mentes… Lástima que aún no exista la tecnología para subirlas a la nube.

Se dirá que «hasta cuándo 2002», que «hay que pasar la página». Es difícil, pues hablamos de una herida abierta, pero si pudiera hacerse, tendríamos que considerar entonces los desmanes perpetrados después del 2002 por los dueños de medios (en especial por los exdueños de Globovisión), incluyendo el más reciente abril, sin que a ninguna figura del periodismo se le ocurriera llamar al 911 de la ética, entre otras razones porque de esas tropelías también fueron partícipes.

Son demasiados años tejiendo embustes con medias verdades, alcahueteando silencios informativos, escribiendo desprecios al pueblo pobre, atizando planes oscuros, como para salir ahora del incendio envueltos en el sobretodo de amianto, cual heroicos bomberos de la buena praxis profesional. Hasta ahí no les llega la cuerda ética a estas anclas.

YVKE Mundial / Clodovaldo Hernández

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