La casa Emilio Boggio guarda la historia de un pintor que se niega a pasar inadvertido

De Emilio Boggio, solo la historia oral da cuenta en el estado Vargas. No existen documentos ni actas de la época que puedan certificar que este pintor neoimpresionista, fotógrafo y caricaturista, nacido el 21 de mayo de 1857, fuera oriundo de La Guaira. Solo una casa colonial en la calle El Comercio del casco colonial, decretada como monumento histórico nacional en 1979, es vinculada con el lugar de nacimiento de este artista plástico del convulsionado siglo XIX.

“Se supone que esta casa era propiedad de la familia Boggio, sin embargo, no existen papeles que puedan corroborarlo; como tampoco nadie ha presentado el lugar de nacimiento de Boggio, por lo que nosotros, los varguenses, en nuestro empeño de reivindicar nuestro gentilicio, lo asumimos como nuestro”, dijo Jesús Cumare, cronista de La Guaira.

Cumare admite que Boggio “es uno de los personajes más desconocidos del estado Vargas, a pesar de que sí es muy conocida universalmente su dilatada trayectoria como artista”.

Casa Boggio

De la casa, fiel reflejo de la arquitectura colonial del siglo XIX, posiblemente cimentada sobre otra más antigua del siglo XVIII, solo se cuenta que alguna vez vivió allí Boggio junto a su familia.

De acuerdo con el cronista, esta casa de dos niveles y siete balcones con antepechos de acero forjado, también declarada patrimonio histórico municipal en 1992, fue concebida inicialmente para la actividad comercial de alguna compañía naviera, esto debido a su ubicación y cercanía al puerto de La Guaira.

“En su planta superior, pudo haber sido utilizada para fines residenciales. Incluso, la historia oral dice que Bolívar pudo haber pernoctado en esa casa, cuya edificación habla del alto estatus social de sus propietarios”, comentó.

Según cuentan los vecinos, en este recinto, funcionó una pensión y una casa de citas a mediados del siglo XX.

Para 1980, fue adquirida por la Gobernación del entonces Distrito Federal y, en 1981, se elabora un proyecto de restauración que fue ejecutado nueve años después. La intención era instalar allí el Museo Emilio Boggio, con la colección pictórica y mobiliario del pintor que se encuentra en el Concejo del Municipio Libertador. Sin embargo, con la creación del municipio Vargas, en 1990, se decidió utilizar este espacio como sede del Concejo Municipal de Vargas de forma provisional.

A 26 años, la Casa Boggio sigue siendo sede del cabildo varguense y espera por el acondicionamiento necesario para mostrar la obra del pintor.

“Necesita algunas restauraciones, no reparaciones. Necesita la intervención del Instituto de Patrimonio Cultural y el financiamiento del Gobierno para poder recuperar este ícono de nuestro acervo cultural”, llamó Cumare.

Sobre Boggio

Aunque es necesario profundizar en la vida del pintor, hasta cierto punto se puede entender el desconocimiento de muchos venezolanos sobre la vida de Boggio, dado que el maestro de la pintura vivió muchos años fuera del país.

Hijo del comerciante italiano Juan Boggio y la francesa María Josefa Zelie Dupuy, con solo 7 años fue enviado a Francia a estudiar en el liceo Michelet de París hasta 1870. En 1873, regresó a Caracas y contribuyó con las actividades comerciales de su familia. Cuando contaba 20 años, en 1877, regresó a París para estudiar pintura.

En 1883, fue estudiante de la Academia Julian donde, junto a Cristóbal Rojas, Arturo Michelena y Rivero Sanabria, fue alumno de Jean-Paul Laurens. En 1888, obtuvo una mención de honor en el Salón de Artistas Franceses; en 1889, una medalla de bronce en la Exposición Universal de París; en 1892, participó como caricaturista en el salón Blanc et Noir; en 1899, obtuvo una medalla de segunda clase y la distinción Hors Concours en el Salón de Artistas Franceses.

En 1900, conoció a Claude Monet y Camille Pissarro, lo que contribuyó con su estética impresionista. Entre 1907 y 1909, se establece en Italia, donde realiza numerosos paisajes y esbozos marinos.

En 1919, realizó en la Escuela de Música y Declamación de Caracas una exposición de 53 de sus obras, lo que influyó en artistas de la talla de Armando Reverón. Luego de esto, falleció al año siguiente, el 7 de junio de 1920, en Auvers-sur-Oise, Francia, a los 63 años.

Entre sus obras, destacan Los Manzanos rojos (1870), Estudio para fiesta galante (1896), Joven con mantilla blanca (1903), Barca al borde del Oise (1910), Marina (1908), Fin de Jornada (1912), Le Moulin de Perigny, La Maison de champagne, Paisaje con puente y Viejo Rodolfo.

AVN

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