«Con Fabricio Ojeda entra al Panteón Nacional la dignidad del pueblo venezolano. Con Fabricio Ojeda entra la legión de compatriotas humildes, trabajadores, maestros, amas de casa, jóvenes. Esa inmensa multitud que acompañó a sus restos hoy, es una advertencia para los enemigos para los adversarios», expresó este lunes el periodista venezolano José Vicente Rangel.
Durante el acto de llegada de los restos de este mártir revolucionario al Panteón Nacional, en Caracas, destacó que las luchas sociales que éste comandó sirvieron de inspiración a los jóvenes oficiales que se alzaron el 4 de febrero de 1992, contra las políticas neoliberales de los gobiernos de la IV República que habían sumido al pueblo en la miseria.
«El fusil de Fabricio Ojeda queda cómo un símbolo, como un símbolo en la historia y en la realidad del país (…) Es el mismo fusil que tomaron los oficiales jóvenes del 4F para plantear una alternativa distinta de poder», manifestó.
Rangel indicó que, al igual que el Comandante Hugo Chávez, Ojeda jamás se enfrentó a la Fuerza Armada de aquel entonces, sino a las instituciones que, durante la IV República, arremetieron contra el pueblo venezolano.
«En este proceso que reúne de forma extraordinaria al pueblo con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que fue una de las ideas básicas de Fabricio. Fabricio no se alzó contra la Fuerza Armada se alzó contra las instituciones de la IV República, porque siempre mantuvo esa convicción de que el proceso de cambio en Venezuela funcionaría en base a la alianza, pueblo y Fuerza Armada Nacional Bolivariana», recalcó al tiempo que exhortó a recordar siempre las luchas del líder revolucionario.
En este sentido, destacó el carácter heroico y revolucionario de Ojeda, que sirvió como eje para la victoria del pueblo venezolano el 23 de enero de 1958, cuando cae la dictadura militar de Marco Pérez Jiménez.
«Fue el auténtico estratega de la victoria popular del 23 de enero, porque supo engañar con extraordinaria habilidad al régimen de terror de la dictadura, a la siniestra seguridad nacional de Pedro Estrada. Reunía las condiciones innata de los dirigentes», enfatizó.
Ante ello, aseguró que el legado de Fabricio es un legado de dignidad y capacidad para enfrentar al enemigo que debemos adoptar como revolucionarios, pues, “si no se tiene claro que la oligarquía y el imperialismo son el enemigo, entonces no se es revolucionario”.
Prensa Mippci
