Hoy, se cumplen 103 años del nacimiento del destacado pintor, dramaturgo, poeta e intelectual venezolano, César Rengifo, quien nació en Caracas, el 14 de mayo de 1915.
Este virtuoso artista venezolano no solamente se inmortalizó por la riqueza y variedad de su producción creativa, sino porque también fue un luchador social, intelectual de izquierda y militante comunista.
Formado en la Academia de Bellas Artes de Caracas, vivió varios años en México, donde continuó su proceso creativo y recibió la influencia del gigante del muralismo Diego de Rivera.
En su pintura, plasmó el paso de la economía agrícola y rural a la era petrolera en Venezuela, añoraba la Caracas de los techos rojos de su niñez, que transcurrió en el Centro de Caracas, cerca de la quebrada Catuche, y cuestionó a la ciudad moderna, consumista y superficial.
Desarrolló los vastos murales caraqueños Amalivaca, ubicado en la plaza Diego Ibarra, que narra el mito caribe de la creación del mundo, y Creadores de la nacionalidad, en el Paseo Los Próceres, durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez.
En sus murales, plasmó sus ideas comunistas, los valores populares y de los pueblos originarios, su obra comprometida con las luchas sociales le costó el exilio, durante el gobierno de Eleazar López Contreras, por luchar del lado de los pobres y oprimidos.
Recibió el Premio Nacional de Pintura en el XV Salón Oficial de Arte Venezolano y el Premio del Salón Arturo Michelena, ambos en 1955.
Su producción teatral también se caracterizó por su carácter realista, en la que reflejó la cotidianidad de la Venezuela contemporánea, el petróleo, la opresión de los marginados. Contribuyó a la emancipación del proletariado moderno.
Junto a Jacobo Borges, fundó el grupo teatral Máscaras, con el cual recorrieron todo el país, llevando un trabajo escénico de profundo carácter social y abordando espacios no convencionales como plazas, cárceles y hospitales. Un capítulo de su trabajo está dedicado al tema del petróleo.
Su obra es fuente de consulta permanente por su gran riqueza histórica, que alcanzó gracias a su denotado compromiso social y conciencia nacionalista y humanista.
Venezolano universal, viajó a la Unión Soviética, China, Italia y Cuba por su militancia política. A su regreso, fue detenido por la Digepol. Rechazó la Orden Diego de Lozada, que le había sido conferida, porque “conlleva en sí la exaltación de hechos y acciones que se contradicen con lo esencial de la nacionalidad y de ser venezolano, como son: la libertad y la anticonquista”.
«Provengo, pues del pueblo y voy ligado a él por conocimiento y sentimiento … Yo soñaba con una gran pintura latinoamericana, deseaba hacer obras trascendentes, sobre todo dentro del campo del muralismo, que debía dedicarme a un arte más público, que le llegara a más gente y no sólo el arte de caballete para minorías».
César Rengifo
Prensa Digital MippCI
