Este 07 de septiembre se conmemoran 170 años del levantamiento en armas de Ezequiel Zamora, quien, para entonces era un pequeño comerciante de Villa de Cura y candidato liberal objetado en los comicios de junio de 1846.
Esta lucha de Zamora, llevó como bandera la consigna: ¡Tierra y hombres libres! en un claro desafío a las clases dominantes y monopolizadoras de la tierra. Con un objetivo claro, el llamado a los campesinos y campesinas a recuperar, a riesgo de la propia vida, los derechos sin los cuales vivirían en la esclavitud e indigencia, por esta razón se ganó el nombre de “General del Pueblo Soberano”.
Zamora fiel defensor de los derechos del pueblo
El fin de la Guerra de Independencia, fue el preámbulo de una lucha entre los factores de poder que se diputaban el control de la economía y el Estado.
Uno de los motivos que agudizó las tensiones y enmarcó la lucha de Zamora fue la aprobación de la Ley de Libertad de Contratos de 1834, que estableció, entre otras medidas, el remate de los bienes de quienes no pudieran afrontar sus deudas, la ejecución inmediata de garantías y la aplicación de intereses de usura.
Así, Venezuela se había convertido en un extenso territorio en el que no había un palmo de tierra útil o un remanso que no tuviera dueño. Y la población se encontraba bajo dominio de los propietarios: los que no estaban esclavizados, trabajaban como siervos feudales y los que se creían libres estaban encadenados por sus deudas.
Luego de esta traición a la Independencia auspiciada por las oligarquías criollas y la desolación y desesperanza que dejó la muerte de Bolívar, se dio una reacción sublime del pueblo que iba mucho más allá del reclamo de tierras. Era un movimiento que buscaba libertad y la restitución de los derechos reales de los sectores populares.
Tras varias batallas en las cuales resultó triunfador, Zamora fue derrotado y capturado el 26 de marzo de 1847. Lo condenaron a muerte en Villa de Cura, porque la Constitución de 1830 contemplaba la pena de muerte, pero se escapó de prisión y después fue indultado por el general José Tadeo Monagas.
Durante el curso de la Guerra Federal, el 10 de enero de 1860 recibe un balazo en la cabeza que le causó la muerte. Aún se desconoce la procedencia de la bala, algunos dicen que salió de su propio campo.
Prensa MippCI con información de Agencias
