Hace cuatro años, el Gigante de la Patria dejó trazado el rumbo de la historia de la nación bolivariana. Como una profecía, el Comandante Hugo Chávez alertó al pueblo venezolano sobre las pretensiones de la derecha nacional e internacional de dar al traste con los logros cosechados por la Revolución Bolivariana.
Ante este panorama, instó a las mujeres y hombres patriotas a fortalecer las bases revolucionarias y a mantenerse rodilla en tierra para defender los derechos hasta ahora reivindicados, a través de las misiones, grandes misiones y demás políticas puestas en marcha por el Gobierno Bolivariano para favorecer a quienes durante más de 40 años fueron oprimidos y maltratados por las oligarquías imperantes.
La noche del 8 de diciembre de 2012, el máximo líder socialista se dirigió al país en lo que sería su última alocución transmitida en radio y televisión.
«No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán; ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todas y de todos los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares, es ¡Unidad, lucha, batalla y victoria!».
Esta consigna –entonada por Chávez desde el Palacio de Miraflores- se perpetuó en la consciencia colectiva de quienes defienden esta tierra de Libertadores, y configuró una premisa que cimienta los valores del más hermoso proyecto gestado en la región latinoamericana y caribeña, que además inspiró otras luchas por la emancipación de pueblos hermanos.
“Tenemos Patria hoy, tenemos Patria. Venezuela ya hoy no es la misma de hace veinte años, de hace 40 años”. Ahora “tenemos un pueblo, tenemos una Fuerza Armada, la unidad nacional. Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— bueno es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada”. expresó el Comandante.
Maduro,»desde mi corazón»
Esa noche, luego de dar a conocer que en las próximas horas debía partir hacia La Habana, Cuba, para ser sometido a un nuevo tratamiento quirúrgico, pocos meses de haber sido electo como Presidente por tercera vez, el Arañero de Sabaneta dejó una línea revolucionaria con la convicción de que el pueblo enfrentaría esta nueva circunstancia con la misma pasión patria con la que había ganado numerosas batallas en más de 13 años.
“Yo quiero decir algo, quiero decir algo, aunque suene duro, pero yo quiero y debo decirlo, debo decirlo. Si como dice la Constitución ocurriera alguna circunstancia sobrevenida, así dice la Constitución, que a mí me inhabilite, óigaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela (…) Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón”, manifestó.
«El compañero Nicolás Maduro es un hombre revolucionario a carta cabal, un hombre de una gran experiencia, a pesar de su juventud; tiene una gran dedicación al trabajo, una gran capacidad para el trabajo, para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más difíciles», precisó el Comandante resaltando las virtudes del hombre que fielmente lo acompañó durante todo el proceso de construcción de la Revolución Bolivariana, y que meses más tarde se convirtió en el primer presidente obrero de la Patria.
A las 10:10 de la noche de aquel sábado, Venezuela y el mundo escucharon por última vez la voz que impulsó e inspiró nuevas luchas por la soberanía regional, y hoy siguen guiando las batallas por la plena independencia de los pueblos.
“Hoy tenemos Patria, que nadie se equivoque. Hoy tenemos pueblo, que nadie se equivoque. Hoy tenemos la Patria más viva que nunca, ardiendo en llama sagrada, en fuego sagrado ¡Hasta la victoria siempre! Independencia y Patria socialista ¡Viviremos y venceremos! Viva Venezuela”.
Diez meses después, el hijo de Chávez, el Presidente Nicolás Maduro, durante una jornada de Gobierno de Calle desde el estado Monagas, decretó el 8 de diciembre como el Día de la lealtad y amor a Hugo Chávez.
«El 8 de diciembre será a partir de este momento el día de la lealtad y amor a Hugo Chávez, porque ese día vino a despedirse de su pueblo, aún con su dolencia vino con mucha serenidad y fuerza a despedirse de su patria (…)»El pueblo venezolano no puede traicionar la memoria, el legado y los sueños del líder de la Revolución Bolivariana. No podemos traicionar la historia y sus raíces. Chávez mostró ese día todo su coraje».
Este decreto se oficializó a través del Decreto Presidencial número 541 emitido en la Gaceta Oficial número 40.286, con fecha del lunes 4 de noviembre de 2013.
Prensa Mippci
