Hace 153 años nació el médico de los pobres

Hace 153 años, el 26 de octubre de 1864, nació en el pueblo de Isnotú, estado Trujillo, José Gregorio Hernández, quien fue conocido en vida por su bondad, rectitud y fervorosa dedicación a aliviar el sufrimiento humano.

Hijo de Benigno Hernández Manzaneda, dueño de una pulpería y botica, y de Josefa Antonia Cisneros, ama de casa. Su mamá, una mujer católica muy devota, murió cuando él tenía ocho años. Su niñez transcurrió en su pueblo natal y en medio de un clima profundamente religioso.

Cuando apenas cumplía doce años, José Gregorio Hernández llegó a Caracas para realizar estudios de bachillerato en el colegio del doctor Guillermo Tell Villegas.

Seguidamente continúa sus estudios  de medicina en la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó de médico en 1888. Luego de graduarse, el gobierno venezolano le otorga una beca para profundizar su conocimiento, en París, Francia, acerca de áreas más aplicadas de la medicina, para entonces poco conocidas en el país.

En noviembre de 1889 ya se encontraba cursando estudios en el laboratorio de histología del francés Mathias Duval. También se traslada a Berlín, Alemania, para estudiar histología y anatomía patológica y seguir un nuevo curso de bacteriología.

Al concluir sus estudios en París y Berlín, Hernández regresa a Venezuela para ingresar como profesor en la Universidad Central de Venezuela en Caracas, donde funda las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología.

Entonces le fue delegada la responsabilidad de adquirir con recursos del Estado venezolano los materiales necesarios para instalar el Laboratorio de Fisiología Experimental de Caracas, así es como trae al país el primer microscopio.

Docente comprometido

El 14 de septiembre de 1909 es nombrado profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, la cual funcionó anexa al Laboratorio del Hospital Vargas, y de la cual se encargó hasta la creación de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, con asiento en el Instituto Anatómico, y que fue regentada por el doctor Felipe Guevara Rojas, en 1911.

Por otra parte, fue el fundador de la cátedra de Bacteriología, la primera de esta disciplina que se fundó en América, y la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo de dicha disciplina (Elementos de Bacteriología, 1906).

Es considerado el impulsor y pionero de la docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de visección y pruebas de laboratorio. También coloreó y cultivó microbios e hizo conocer la teoría celular de Virchow.

Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese año a sus actividades académicas en la universidad.

La segunda vez que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez decreta el cierre de la Universidad, ya que esta se había situado en contra de su régimen. Sin embargo, restablece su actividad docente en enero de 1916.

El médico de los pobres

Conocido como el «médico de los pobres» por el pueblo venezolano, que lo venera desde poco después de su muerte (1919) debido a los milagros atribuidos, el Doctor José Gregorio Hernández todavía no es considerado un santo por la Iglesia católica. 

Sin embargo, en 1986 Juan Pablo II lo declaró «Venerable» por haber demostrado un compromiso cristiano y practicado las virtudes en grado heroico. Y en septiembre de 2015 el papa Francisco manifestó su interés por la causa.

En el camino a la santidad, la condición de venerable es un antepenúltimo escalón. No obstante, el nombramiento como beato actualmente es poco probable debido al «culto público» al que la Iglesia se opone.

Como culto público se entiende la práctica extendida de tener imágenes suyas en los templos, capillas u Oratorios Públicos, utilizar el término de ‘Santuario del Dr. José Gregorio Hernández, invocarlo en actos litúrgicos u ofrecerle el Santo Sacrificio de la misa.

Prensa Digital Mippci

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