La programación especial que durante dos semanas se ha realizado en el estado Nueva Esparta para reactivar y preservar la tradicional manifestación cultural de los Velorios de Cruz de Mayo, finalizará este viernes y sábado con dos actividades en los municipios Gómez y Antolín del Campo.
La iniciativa, que recorre las once jurisdicciones insulares, nació de un grupo de galeronistas que cuentan con el apoyo del Sistema Nacional de las Culturas Populares (SNCP) para reavivar los distintos elementos que durante décadas han formado parte de la celebración, como el rezo del rosario a la cruz, los juegos típicos y el canto de décimas y galerones.
El investigador, docente y galeronista Jesús «Pollo» Bellorín, uno de los promotores de la actividad, recordó cómo se llevaba a cabo el Velorio de Cruz en la Isla de Margarita en tiempos pasados.
«Antiguamente, se hacía algo llamado ‘el reparto de décimas’. Alguien se encargaba de escribir unas décimas para distribuirlas en todas las casas de la población, acompañado de grupos de música cañonera y fuegos artificiales. Todo terminaba con un baile popular con mandolina, cuatro, guitarra y tambores», relató.
Bellorín evocó su participación en muchas de aquellas fiestas en las cuales se cantaban hasta 14 tandas de galerón: «Comenzábamos en la noche y amanecíamos cantando hasta más allá de las 8:00 de la mañana del siguiente día».
El músico recalcó que la programación cultural de la última quincena de mayo, más que un rescate, es la reactivación de la Cruz de Mayo en toda la isla, «porque hay lugares en Margarita, como El Copey, donde esta festividad se viene realizando desde hace 103 años».
Cantores tradicionales como José Ágreda, Maximiliano Villarroel, Luis Antonio Rodríguez, Eleuterio Suárez, Ernesto Figueroa y el mismo Bellorín, forman parte del grupo de creadores que a lo largo de dos semanas han recorrido Nueva Esparta para finalizar el sábado 1 de junio con el Velorio de Cruz en la población de El Salado, municipio Antolín del Campo.
La programación Volver a la Cruz de Mayo es organizada por la Dirección regional del Ministerio de Cultura en conjunto con las comunidades, que se encargan de seleccionar a los artistas que participarán en las actividades, decorar las viviendas, escuelas o espacios públicos y preparar la dulcería tradicional que forma parte de una fiesta que sincretiza religiones, africana, amerindia y católica. Se trata de una tradición que se vincula igualmente con la llegada de las lluvias y la abundancia de frutas en el mes de mayo.
AVN
