EFEMÉRIDES | 9 de diciembre de 1824: Batalla de Ayacucho

El  el 9 de diciembre de 1824, se libró la Batalla de Ayacucho, última y decisiva gran batalla de las guerras de emancipación de América del Sur, con la que se puso fin al dominio español y se selló la libertad.

En la pampa de Ayacucho, a unos 3.500 metros de altitud, en las proximidades de la actual ciudad peruana de Ayacucho se gestó este histórico combate, que terminó con la victoria de las tropas independentistas de Simón Bolívar, al mando del general Antonio José de Sucre, sobre las españolas comandadas por el último virrey del Perú, José de La Serna y Martínez de Hinojosa. La batalla no sólo dio la Independencia a Perú y a Bolivia, sino a toda la América de habla española.

Dos días antes de la Batalla de Ayacucho, el 7 de diciembre de 1824, Bolívar envió desde Lima a los gobiernos de Colombia y México, y más adelante al de Chile, el Río de la Plata y Centroamérica, las invitaciones oficiales al Congreso Anfictiónico de Panamá.

Las principales instrucciones impartidas por Bolívar, como primer mandatario de Colombia a su delegación, apuntaban a la búsqueda de la unidad de los nuevos Estados hispanoamericanos; renovación del pacto de unión, liga y confederación; determinación del contingente de fuerzas terrestres y marítimas de la confederación; declaración de la Asamblea del Istmo y la efectividad de su arbitraje; tratados de comercio y navegación y la Independencia de Cuba y Puerto Rico.

A estas proposiciones el Libertador le añadió un plan combinado de hostilidades contra España , ara obligarla a reconocer la Independencia de sus antiguas colonias.

La estrategia del Libertador para la reunión de Panamá quedó más claramente definida después en carta desde Arequipa (Perú), del 30 de mayo de 1825, al general Francisco de Paula Santander, donde además manifestaba su inconformidad con la invitación cursada por el vicepresidente de Colombia a Estados Unidos, para participar en el Congreso de las Repúblicas de la América Meridional.

En octubre de 1824, Bolívar consideró que los realistas, quebrantados por la derrota de Junín y otras, y próxima la temporada de lluvias, no emprenderían nuevas campañas. En consecuencia, entregó el mando a Sucre, y el día 7 de octubre marchó a Lima. Para ese momento, el ejército libertador contaba con cerca de 6.500 efectivos organizados en tres divisiones (generales Lamar, Lara y Córdoba) y una de Caballería (general Miller), casi todos colombianos.

Por su parte, La Serna había logrado concentrar unos 19 mil hombres y su mejor oficialidad, organizados en cuatro divisiones; tres de ellas de infantería (generales Canterac, Valdés y Monet) y una de Caballería, que mandaba el propio virrey.

El 24 de octubre, La Serna se puso en marcha con la idea de desgastar a los patriotas, mediante marchas y contramarchas -considerando que el grueso de sus tropas eran resistentes nativos de Perú- y posteriormente aniquilarlos en una gran batalla campal.

En el curso de esas maniobras, el 3 de diciembre, La Serna sorprendió a los patriotas en el cruce de la quebrada de Corpahuaico y les hizo 300 bajas, les ocupó uno de los dos cañones que poseían y gran cantidad de municiones.

Luego de nuevas marchas y maniobras, en la tarde del 8 de diciembre quedaron ambos ejércitos uno frente al otro, al sureste del poblado de Ayacucho, junto al cerro Cordoncanqui.

Allí se enfrentaron, el día 9 de diciembre, los independentistas, con 5.800 hombres y un cañón, contra 9.300 realistas con 14 piezas, que ocupaban una posición dominante en el cerro.

La acción comenzó con el intercambio de disparos de los cazadores de ambos bandos y una hora después, La Serna, fiado en su superioridad artillera, pasó a la ofensiva, pero fue rechazado y contraatacado por los patriotas. Las tropas de Córdoba treparon el escabroso cerro y capturaron a La Serna.

Canterac, ahora al mando de los colonialistas, acompañado por Lara, capituló ante Sucre en el propio campo de batalla, comprometiéndose a abandonar todo territorio peruano ocupado por los españoles, incluyendo la fortaleza de El Callao, el parque de artillería y los almacenes militares.

Junto a La Serna y Canterac, se rindieron los mariscales Valdés, Monet, Villalobos y Carratalá; los generales de brigada Bedoya, Feraz, Camba, Somocurcio, Cacho, Atero, Landázuri, Vigil, Pardo y Tur, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, y 484 mayores y otros oficiales. Los libertadores sufrieron 310 muertos y 670 heridos mientras que los realistas perdieron 1.800 muertos y 2 mil heridos.

La victoria de Ayacucho marcó el fin del poder colonial español en América del Sur, aunque todavía quedaron focos de tozuda resistencia, como el del general Olañeta en Alto Perú, asesinado por los suyos el 28 de mayo de 1825 y la fortaleza de El Callao, que resistió hasta el 22 de enero de 1826. Pero antes, el 6 de agosto, un congreso declaró independiente el territorio de Alto Perú, que recibió el nombre de República de Bolívar, cambiado más tarde por el de Bolivia.

Prensa Digital MippCI/Agencias

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