Hace 100 años, el 15 de agosto de 1917, nació en Ciudad Barrios, en el país centroamericano El Salvador, el segundo de ocho hermanos que se convertiría en un Arzobispo reconocido por su lucha por los derechos humanos y la justicia social.
El llamado Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, nombre que lleva actualmente el Aeropuerto Internacional de El Salvador, fue arzobispo de San Salvador desde 1977 hasta el 24 de marzo de 1980, fecha en que lo asesinaron mientras oficiaba una misa.
Para entonces ya era reconocido como un férreo opositor a la dictadura y sus Escuadrones de la Muerte, como fueron llamadas las fuerzas de seguridad conformadas por militares, policías y civiles fascistas financiados por Estados Unidos, que oprimían al pueblo salvodereño.
De acuerdo con datos de la Iglesia, solo entre enero y marzo de 1.980 los comandos de la muerte habían acabado con la vida de 1.000 campesinos y agricultores salvadoreños, quienes luchaban en defensa de una reforma agraria y en contra de la desatención del Estado.
En su consecuente lucha, meses antes de su asesinato, Romero escribió una carta al entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, exigiendo que cesara de dar apoyo militar a los Escuadrones de la Muerte.
A la muerte del ahora beato le siguió una cruenta guerra civil que duró doce años.
Beatificación
El 3 de marzo de 2015, el papa Francisco aprobó el decreto que reconoció el martirio del arzobispo de San Salvador, en odium fidei, es decir, que fue asesinado por odio a la fe, por lo que fue beatificado el 23 de mayo sin la necesidad de comprobar la realización de un milagro.
Este fue el resultado de dos décadas de exigencias por parte de organizaciones sociales, las cuales habían sido obstaculizadas por las anteriores gestiones papales por considerar al Monseñor Romero como practicante de la Teología de la liberación, enseñanza que contraría la doctrina tradicional del Vaticano.
Entre otras cosas, la Telología de la Liberación afirma que vivimos en un sistema social injusto donde unos pocos concentran las riquezas mientras que la mayoría de la población vive en miseria.
Investigación del asesinato
En 1993, una comisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) reveló que el mayor Roberto D’Aubisson (fundador del partido conservador, actualmente en la oposición de el Salvador, Alianza Republicana Nacionalista – Arena), cuando era director de la Agencia Nacional de Seguridad era el cabecilla de los escuadrones de la muerte y ordenó el asesinato de Romero.
Sin embargo, ese mismo año decretaron una Ley de Amnistía que perdonaba todos los hechos ocurridos durante la guerra civil.
En 2016 la Corte Suprema de El Salvador declaró inconstitucional dicha normativa, por tratarse de delitos de lesa humanidad, y en mayo de este año un tribunal reabrió el caso de Romero con miras a continuar con las investigaciones y finalmente hacer justicia.
Prensa Digital Mippci / AVN
