Simón Bolívar, precursor del pensamiento antiimperialista hispanoamericano

Hoy se cumplen 237 años del nacimiento de Simón Bolívar, uno de los personajes más influyentes de América Latina por su pensamiento antiimperialista hispanoamericano y su sueño de unificar a la América Meridional.

Este aspecto de la vida del Libertador, hombre que dirigió las guerras independistas de Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y que creó a Bolivia con ímpetu y vanguardismo, también refiere reflexiones para las coyunturas actuales y los nuevos modelos de dominación que surgen en el mundo sobre nuestra América. El ideario de Bolívar, está vigente y no fue solo una consigna, sino el fundamento ideológico en el combate a un histórico intervencionismo.

Este transitar nos lleva a la reflexión sobre la sorprendente vida de este caraqueño nacido el 24 de julio de 1.783, a quien lo movió desde muy temprano la urgencia de la liberación latinoamericana y que en su carrera nutrida de una brillantez inigualable, lo consagró como militar brillante de todos los tiempos, redactor de varias constituciones y leyes, además de ser varias veces Presidente. Nacido rico de cuna, muerto pobre, declinó al título de emperador y prefirió su título de Libertador.

El poeta venezolano Gustavo Pereira, en su libro ‘El joven Bolívar’, señaló: “Llegaría a pensar alguna vez Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios, durante aquellos años de infancia y adolescencia bajo los aleros de la casa familiar o en las calles empedradas de la Caracas que le viera nacer, que su vida escindiría en la más dramática de las contradicciones: la desgracia y la gloria. A los dos años y medio de edad ve morir a su padre Juan Vicente, a los nueve a su madre María de la Concepción, a los 19 a su esposa María Teresa, a los 28 a su hermano Juan Vicente. Pero a los 30 es Libertador”.

Hoy vigentes cómo están en los pueblos los ideales integracionistas, las ideas de Bolívar se perpetuán para no claudicar a la hermandad hispanoamericana.  Con la vigencia de su pensamiento recorremos muy brevemente una de las más importantes fases de su carrera política: El antiimperialismo, el mismo de la corona española y más tarde, el de las arrogancias del naciente imperio norteamericano.

“Esta mitad del globo le pertenece a quien Dios hizo nacer en su suelo”, dijo Bolívar, en un discurso pronunciado en Santa Fe de Bogotá el 13 de enero de 1.815. La definición, debió ser la doctrina internacional de los pueblos hispanoamericanos, de las Repúblicas que antes fueron colonias españolas, refiere el libro “Bolivarianismo y Monroísmo”, serie pensamiento social, el Bolívar de Indalecio Liévano Aguirre.

En estos años, algunas Repúblicas nacían, tras derrotar el coloniaje europeo, siempre con la amenaza de nuevas colonizaciones, mientras que Estados Unidos  pujaba en construir su imperio.

Este contexto hizo avanzar a Bolívar, en la propuesta de equilibrio de poder en el continente, con el sueño de la unidad latinoamericana que gozará de autonomía y capacidades para mejorar el nivel de vida de sus habitantes e influir protagónicamente en el destino mundial.

Durante el Discurso de Angostura, pronunciado por Simón Bolívar, el 15 de febrero de 1819, en la provincia de Guayana, con motivo de la instalación del segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), se establece la creación de la Ley Fundamental (constitución), la cual estableció las medidas que se tomarían en Venezuela para poder alcanzar la independencia y las líneas de un plan nacional con grandes objetivos históricos, todos con visión antiimperialista.

“¿No dice el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen?, ¿que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos; referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales?. ¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!”, refirió el General Bolívar entonces ya con conocimiento del interés gringo.

El Libertador, delineó el rumbo de la Revolución de Independencia y sumó en su histórico discurso aspectos sociales referidos a la educación como base de liberación de los pueblos y el compromiso patrio, entre otros. Al tiempo que lanzó la proclama: “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral”.

En ese mismo episodio se consagraba la forma legal de la República de Gran Colombia, era la unión de Venezuela y la Nueva Granada, (hoy Colombia), con Bolívar como Presidente del nuevo Estado.  Bolívar, afirmó que la unión de Venezuela y la Nueva Granada era “el voto de los ciudadanos de ambos países y la garantía de la libertad de la América del Sur”. Era el sueño antiimperialista.

Ante las intensiones de reconquista del sur, esta vez desde el norte, Bolívar  presintió que los pueblos quedarían en desventaja  frente al potencial militar, tecnológico y comercial que ya los EEUU, comenzaba a avizorar con carácter pre-monopolista, junto a la filosofía del despojo que pronto se pondría en evidencia. Por ello el Libertador propone la unidad latinoamericana.

Antiimperialismo vs. Monroísmo

Con la aparición de la Doctrina Monroe, ideada por John Quincy Adams y atribuida al presidente James Monroe en 1823, esta corriente dispone el dominio y control de América Latina. El gran antecedente de pretensiones expansionistas de Estados Unidos se remonta a Thomas Jefferson, quien afirmó: “América tiene un Hemisferio para sí misma”, y la frase de Monroe que hasta hoy rige la política exterior estadounidense “América para los americanos”.

Cita Liévano Aguirre, que la doctrina Monroe, nunca tuvo como propósito defender el continente americano de las posibles agresiones de las potencias europeas como se hizo creer al comienzo, sino impedir que las naciones de Europa se apoderaran de aquellos territorios de Hispanoamérica de los cuales ya había proyectado adueñarse los Estados Unidos, léase Cuba, Puerto Rico, California, Tejas, Oregón y Panamá.  La realidad era que en el continente americano ellos -y solo ellos- tenían la prerrogativa de consumar agresiones y atropellos.

Continua Lievano, diplomático, historiador y político colombiano: “Nada tiene de extraño que el Libertador se sintiera poco inclinado desde temprano a creer en el supuesto altruismo y sinceridad de la política internacional de los Estados Unidos y que tomara todas las previsiones para conjurar el peligro de que las Repúblicas de Hispanoamérica se encontrarán con la sorpresa que en nombre de la libertad habían sido conducidas a un nuevo coloniaje”.

También Jorge Abarca Abarca, en la disertación de la obra literaria “Bolívar Pensamiento precursor del antiimperialismo”, señala que el Libertador vislumbra el imperialismo norteamericano, en un mensaje a la ciudadanía el 22 de junio de 1.818, con la necesidad de la unidad hispanoamericana para cerrarle el paso a la hegemonía de EE.UU, que hasta ahora no mostraba intención de entablar amistad con las Repúblicas nacientes, y que “su comportamiento era el de la política de la aritmética” es decir calculadora, fría y desconocedora de la independencia ganada por los Estados libres.

Más tarde, se evidenciaría lo expuesto por uno de los biógrafos de Bolívar, el historiador y periodista cubano Francisco Pividal, en la misma obra literaria “Bolívar Pensamiento Precursor del Antiimperialismo”, que refiere como EEUU, desarrolla  una política de conquistas con pretensiones sobre toda la América Central, el Mar Caribe, Colombia, Venezuela y hasta el Canadá, como una nueva forma de colonialismo con intereses expansionistas de la clase económicamente dominante adueñada del poder político.

Frente a todas estas vicisitudes, cita Pividal que Bolívar sólo entendía la independencia como sinónimo de libertad, igualdad y justicia para su pueblo. Y, ¿cuál era su pueblo? “Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana (…) no la de Venezuela, sino la de la América del Sur”, decía el General.

El 5 de agosto de 1.829, con una visión profética y con su pensamiento adelantado, Bolívar, le escribe una carta al ministro Inglés, el Coronel Patricio Campbell, refiriéndole la amenaza que representaba el hoy hegemon norteamericano para los pueblos del sur: “los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”. Fue una premonitoria advertencia antiimperialista de todos los tiempos y latitudes.

En el contexto de las luchas sociales y políticas de los pueblos del sur, el  pensamiento antiimperialista del Libertador Simón Bolívar, fue referente ideológico para  otros líderes latinoamericanos como José Martí, quien concibió para la República de Cuba, un proyecto político y social sin el colonialismo español y la injerencia gringa.

En Nicaragua, Augusto Cesar Sandino, inspirado en el Bolivarianismo se opuso ferozmente a la injerencia extranjera antiimperialista y transitó las sendas del nacionalismo y la Integración latinoamericana.

Otro de los hombres imprescindibles de la historia universal, Ernesto Guevara de la Serna, el “Che Guevara”, combatió con el ideario  Antiimperialista en toda su extensión y pensamiento, en ello las ideas bolivarianas.

Chávez y la reivindicación del ideario bolivariano

Una de las expresiones latinoamericanistas del siglo XXI, esta catalizada en la creación ALBA, la CELAC, UNASUR y Petrocaribe como mecanismos de integración en la región por el Comandante Eterno Hugo Chávez, quien como nunca antes en la historia de la República, le arrebató a la burguesía criolla un Bolívar sepultado para hacer justicia social y reivindicar su ideario.

Con ello los pueblos del sur se unieron como un solo bloque en este tiempo histórico para hacer frente al hegemon y renovar en las nuevas generaciones el Bolivarianismo como forma de liberación y unión hispanoamericana. Hoy esa batalla continúa.

A 237 años de su nacimiento, Simón Bolívar, es la más fiel representación del pensamiento emancipador de los pueblos suramericanos. El hombre de las dificultades es fuente inagotable de inspiración en la lucha antiimperialista y así lo celebramos los Bolivarianos desde nuestro corazón.

Hoy más que nunca decimos ¡Bolívar vive, independencia o nada!

Prensa Presidencial/Yndira López

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