Región latinocaribeña exhibirá madurez política durante la Cumbre de las Américas

001_MG__0427_WCiudad de Panamá, Panamá.- «Como pocas veces en la historia de nuestro continente, América Latina se ha levantado, el presidente (Hugo) Chávez logró que nuestros pueblos avanzaran en la maduración de su conciencia iberoamericana».

Es así como Charlles Giusseppi, profesor de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), resume a la región latinocaribeña que Estados Unidos y Canadá encontrarán en Ciudad de Panamá, donde entre el 10 y el 11 de abril próximo sesionará la VII Cumbre de las Américas.

En 1994, cuando este foro hemisférico hizo su estreno —cuya coordinación recae en la Organización de Estados Americanos (OEA)— América Latina era muy distinta a la América Latina  del siglo XXI, entre otras cosas por un manifiesto claro: dejar de lado la política de tutelaje que lo mantenía en codependencia geopolítica y económica de Estados Unidos. 001__YM_5980_W

«Estados Unidos se encontrará con un bloque de países cada vez más cohesionado y que con más fuerza rechaza la política injerencista. Ya no responde a intereses imperiales», dice el analista internacional Basam Tajeldine.

Giuseppi por su parte apuesta por que la cita en Panamá ratifique el carácter pacifista del eje latinocaribeño, y eso pasa por hacer respetar la autodeterminación de una región que ha reforzado mecanismos de cooperación y conformado otros para protagonizar un nuevo relacionamiento, que coloca en el centro del debate a los pueblos y, por ende, la agenda social.

En esencia, la Cumbre de las Américas es un mecanismo, en un principio, creado para revitalizar a la OEA y tender puentes para imponer un área de Libre Comercio (ALCA), tesis que fue trabajada para que en la cita de 2005 en Mar del Plata, Argentina, George W. Bush, al frente de Estados Unidos, pretendiera alcanzar el consenso para la conformación o imposición del ALCA, intención echada a un lado bajo el liderazgo de Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner. Se avizoraba el cambio, la agenda neoliberal no encontró adeptos.

«En Mar del Plata enterramos la propuesta del ALCA, una propuesta bien avanzada, que si se hubiese aprobado no sé cuál sería la situación de América Latina y el Caribe, estuviésemos  amarrados. Desde mi punto de vista era el proyecto de colonialismo más avanzado en toda la historia», dijo el Comandante Supremo Hugo Chávez, en el Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño en diciembre de 2011, cuando se inauguró formalmente la Celac.

005_MG__0450_WLa integración en América 

Para ese momento ya Fidel Castro y Hugo Chávez —diciembre de 2004— habían dado nacimiento a la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), hoy —poco más de diez años después— es una Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestros América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que agrupa a Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Dominica, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, Granada y San Cristóbal y Nieves.

En el propio 2005 otra instancia regional emergió, se trata de Petrocaribe, una alianza energética que se apresta a celebrar su primera década y que agrupa a Venezuela, Cuba, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Dominica, San Cristóbal y Nieves, República Dominicana, Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, Guyana, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, Guatemala, Honduras y El Salvador.

En 2007 Suramérica decidió agruparse, con lo cual dio nacimiento a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), instancia que se ha robustecido en el escenario internacional.

Otro espacio de diálogo político vio luz en Caracas en el 2011, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac) que no incluye ni a Canadá ni a Estados Unidos, como un foro para el fomento de la integración y el desarrollo.

De esta manera pudiera resumirse los grandes grupos de integración en la región, donde también funciona el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y la Comunidad del Caribe (Caricom). 006__YM_6081_W

En Panamá se ha propuesto deliberar entre el 10 y 11 de abril sobre la base de la prosperidad con equidad, el desafío de la cooperación en América, tema donde sin duda los grupos regionales tendrán mucho que aportar. Y frente a este escenario algunos analistas, como el profesor Carlos Luna, director de la escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela, consideran que Estados Unidos busca en Panamá «un cambio de la geopolítica americana alrededor de sí misma».

Apreciación que tal vez comprenda si se asume lo que Tajeldine apunta: «Estados Unidos cada vez se aísla más. Estamos observando un proceso paulatino de decadencia de la influencia de Estados Unidos en las políticas internas de los países de América Latina y el Caribe».

Sergio Rodríguez, internacionalista y analista fue recientemente consultado por el diario Correo del Orinoco, acerca de las expectativas de la cita en Panamá, allí apuntó: «Si Estados Unidos quiere seguirnos mirándonos como sus lacayos, no habrá avance alguno».

En la misma entrevista apuntó, además, que la Cumbre en Panamá está rodeada de un simbolismo histórico, sobre todo para los bolivarianos, dado que «en Panamá fue donde quedó inconcluso el proyecto de El Libertador, y ahora Panamá puede ser el lugar donde lo retomemos en términos de nuestra relación con Estados Unidos».

Hoy continúa vigente aquello que dijo Simón Bolívar: «La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino. Unámonos y seremos invencibles».

Necesario en este momento también es recordar al Comandante Chávez cuando dijo: «Solo la unidad nos hará libres, independientes».

Ya hay un camino andado y corresponde a los pueblos afianzar la unidad dentro de la diversidad. Panamá es un reto.

Por Marynés Ladera

 

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