A 60 años de fundada: OPEP y la economía pospandemia

La OPEP se fundó en Bagdad, Iraq, el 14 de septiembre de 1960 con la firma de un acuerdo establecido por cinco países (La República Islámica de Irán, Iraq, Kuwait, Arabia Saudita y Venezuela), quienes aportaban el 88% de la exportación mundial de petróleo para ese año. Más tarde se se sumarían Qatar (1961), Indonesia (1962), Libia (1962), Emiratos Árabes Unidos (1967), Algeria (1969), Nigeria (1971), Ecuador (1973), Gabón (1975), Angola (2007), Guinea Ecuatorial (2017) y Congo (2018). Ecuador e Indonesia abandonarían el cartel petrolero. Hoy la conforman 13 miembros, quienes suministran alrededor del 41,9% de la producción mundial de petróleo y poseen aproximadamente el 79,4% del total de las reservas probadas de crudo del mundo.

Reconocido desde el 6 de noviembre de 1962 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cartel nació para defender los intereses de los países productores de petróleo, en un mercado para entonces controlado por las Siete Hermanas (Exxon, Chevron, Mobil, Shell, Texaco, Gulf y BP).

Un venezolano, Juan Pablo Pérez Alfonzo, quien fungía de ministro de Minas e Hidrocarburos en el gobierno de Rómulo Betancourt, y Abdullah ibn Hamoud Tariki, primer ministro de Petróleo saudita, son considerados los padres fundadores de esta organización surgida en tiempos en los que avanzaba el nacionalismo árabe con Gamal Abdel Nasser en Egipto y Abdul Karim Qásim, en Irak; derrocado a mediados de 1958.

La creación de la OPEP no evitó que Venezuela siguiera entregando sus riquezas petroleras a los grandes capitales y Pérez Alfonzo comenzaría a ser atacado, llegando a afirmar en la época de Raúl Leoni, “que las ganancias de las compañías estaban aumentando hasta alcanzar niveles aún más altos que durante la dictadura de Pérez Jiménez, algo que consideraba intolerable dentro de un sistema democrático”.

En la década de los 70 la OPEP adquirió relevancia gracias a dos acontecimientos geopolíticos (el embargo del petróleo árabe en 1973 y la Revolución Iraní en 1979), que dispararon los precios, pero el cartel sería “puesto de rodillas” cumpliendo la promesa del presidente norteamericano de la época (Ronald Reagan) y para 1986 los precios del crudo volvieron a caer.

Durante décadas los grandes capitales han dominado la formulación del precio del barril, en detrimento de productores y consumidores.

El Comandante Hugo Chávez con su política petrolera contribuyó a sacar a la OPEP de una profunda crisis y a elevar los precios del «oro negro» en cerca de un mil por cien durante sus mandatos.

Pero desde finales de junio de 2014 los precios del crudo han experimentado una considerable merma, lo que ha afectado el equilibrio del mercado y las relaciones entre los países productores y consumidores de energía.

Estados Unidos con su producción de gas y petróleo de esquisto se transformó en uno de los principales productores de crudo, inundando el mercado internacional para propiciar el desplome de los precios ante una demanda afectada por la crisis financiera y económica del capitalismo, situación que se ha agravado con la pandemia.

Washington ha liderado invasiones (Libia e Irak) para controlar el mercado petrolero, y Venezuela (con reservas superiores a 297 mil millones de barriles de petróleo, las mayores en el mundo) es una de las naciones más codiciadas por los poderes imperiales, lo que explica la política de sanciones y asfixia de la administración Trump contra el presidente Maduro y su manejo soberano de la Faja Petrolífera del Orinoco.

Hoy la OPEP ha establecido alianzas con países No Opep, lo que se conoce como OPEP+ para garantizar la estabilidad del mercado petrolero y el apalancamiento de la economía pospandemia.

Verónica Díaz/ Ilustración Edgar Guerrero

Cuatro F

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