El Maestro Honorario de la Universidad Nacional Experimental de las Artes ( Unearte), Pedro Ruíz, dijo en el Diplomado de Formación de Cronistas Comunales del Centro Nacional de Historia, que “La crónica popular preserva, difunde la memoria del pueblo, que es el alma de la Patria”.
Ruíz hizo una disertación dinámica, durante la cual dio ejemplos, relató anécdotas, hizo reflexiones, comentarios, leyó textos de otros cronistas y suyos, que conmovieron a la numerosa audiencia.
Entre otras referencias, habló del viejo artesano Pedro Macabeo Bolívar, descendiente de esclavos, que fabricaba la llamada silla aragüeña en San Mateo, y las vendía en los pueblos de Aragua montado en su bicicleta, que adaptó para tal fin; los pescadores y toda la magia que encierran; la gran empresa engendradora de pueblos que dio origen a la Colonia Tovar, crónicas éstas contenidas en libros suyos.
En este sentido, sostuvo que «las cosas más sencillas de esa vida que palpita y transcurre día a día en el barrio, la vereda, el pueblo, y que son alimento para el cronista comunal”.
Indicó que la historia tradicionalmente se ha escrito desde una visión colonizada , desde la gente “importante”, los vencedores, y el pueblo poco se ha tomado en cuenta. Y para captar todo eso debemos de “poner en libertad todos los sentidos”, frase que dijera primeramente el poeta Rimbaud.
De allí que el 90 por ciento de lo que escribe el cronista comunal no está en los libros, tiene que recurrir a la oralidad, a los testimonios, las anécdotas, porque no puede buscar los insumos para la crónica desde un escritorio, sino que debe ir al encuentro de la gente. “Por eso es fundamental tener capacidad para oír atentamente, observar, tener empatía con la gente, sentirse pueblo porque eso somos, para que entren en confianza y digan sus cosas”.
De igual manera, hizo énfasis en que nadie aprende a escribir crónica sino la escribe; además de la importancia de la lectura, leer crónicas, porque tal como dice el maestro Prieto Figueroa “Hasta en el libro más malo hay algo bueno”, señaló.
Resaltó lo maravilloso de la crónica, a través de la cual se pueden abordar con libertad diversidad de temas, con un lenguaje sencillo, atractivo, sobre todo tratándose de crónica popular. Indicó que se puede hacer crónica también desde el verso, el canto, y en eso los llaneros son unos maestros; con la fotografía, el cine, lenguajes audiovisuales que preserven la memoria del pueblo, nuestra identidad cultural.
Prensa Digital MippCI/MPPC