Negro Miguel, una ópera larense

Una ópera como El Negro Miguel (1973), pensada, escrita, orquestada, producida y estrenada en Barquisimeto fue compuesta por el cellista, compositor y docente Héctor Pellegatti (1903-2001), conocido en la antigua Escuela de Música de Barquisimeto, en la calle 24 con carrera 17, con su cello y ejerciendo como uno de los primeros profesores para las generaciones de cellistas larenses que decidían ingresar en las filas de orquestas, nacionales o internacionales, o ser simplemente solistas. La influencia y enseñanzas del maestro Pellegatti perduran hasta el día de hoy.

El maestro Pellegatti nació en Ferrara (Italia), el 21 de marzo de 1903 y se graduó como cellista, compositor y maestro en orquestación en 1923. A mediados de los años veinte se encontraba de gira, en calidad de primer cellista, con la Compañía de Ópera Italiana González y Bros, a través de India, Malasia, Singapur, Java y Hong Kong, destinos exóticos, poco visitados y conocidos para la época. En 1938 se trasladó a Inglaterra donde obtuvo, en Trinity College, el título de profesor de música y cello después de haber obtenido en Shanghai el puesto de primer cello en la Orquesta Sinfónica y desarrollarse como profesor del instrumento en Hong Kong. La batalla de Hong Kong, entonces colonia británica, atacada por Japón en 1941, le toma por sorpresa y allí, lo trasladan a un campo de concentración del cual fue liberado, gracias a la influencia del Gobernador de Hong Kong, sir Mark Aitchison Young quien, para evitar más sangre, se rindió a los japoneses en diciembre del mismo año; gracias a él, el maestro Pellegatti pudo salvar su vida y trasladarse a Shangai.

Una historia que relataba Pellegatti a muchos de sus estudiantes (y que me refirió el cellista Rafael Ojeda, uno de los últimos alumnos del maestro, se refería al hecho de que su primer cello (regalo de su padre cuando cumplió 16 años) estuvo enterrado durante todos los años del conflicto europeo en algún lugar de la granja familiar de sus abuelos agricultores. Sucedió que, después de una inesperada y temible visita de un escuadrón nazi de las SS a la granja, y comprobar la familia un manifiesto y sospechoso interés del grupo armado por el instrumento que reposaba en un rincón del saloncito, se decidió de inmediato, enterrarlo para así evitar el robo descarado que estos grupos armados realizaban en las casas sin ningún tipo de escrúpulo cuando se trataba de encontrar y llevarse objetos valiosos. Muchos años después, este cello “enterrado” fue vendido por el maestro Pellegatti al maestro Ojeda en 1987, quien lo conserva hasta hoy.

Toda esta apasionante historia personal del maestro, como fiel “juguete del destino”, ocurrió antes de su llegada a Venezuela el 5 de agosto de 1948, vía Puerto Cabello. Luego de muchísimas horas en autobús, conoce Caracas sin hablar español y con poco dinero en el bolsillo contacta al maestro Pedro Antonio Ríos Reyna y es él quien lo envía al maestro Napoleón Sánchez Duque, fundador de la Escuela de Música del Estado Lara, e, inmediatamente, lo contrata como profesor de cello, profesión que ejerció todo el resto de su vida, y también de profesor de armonía en la Universidad Centro Occidental (UCLA), director de orquesta y de corales. Según contó el contrabajista Luis Guillermo Pérez, también docente, recién llegado Pellegatti al país creó una primera orquesta sinfónica, basada en los distintos niveles de formación que encontró en sus estudiantes y comenzó a programar conciertos para Semana Santa.

La ópera El Negro Miguel

El mismo maestro Pellegatti contaba la fascinación que ejerció sobre él la Historia de Venezuela desde que la conoció en los libros de texto que sus hijos veían en la escuela primaria. Así, la valentía del Negro Miguel en las Minas de Uría le inspiró a pensar que las andanzas y luchas de este aguerrido, digno y libertario personaje se podrían convertir en precioso material para la realización de una ópera. Es probable que la estructura de El Negro Miguel se inspirara o quizá se hubiera discutido con la también compositora americana Carolyne Lloyd (1924-1980), autora de la ópera Doña Bárbara con libreto de Isaac Chocrón (estrenada en el Teatro Municipal de Caracas en julio de 1969) y que obtuvo un gran éxito en la voz de la inolvidable Morella Muñoz a la cabeza del elenco.

El autor del poco conocido libro Vida musical de Héctor Pellegatti (Mejía Palacios, Gilberto. Distrito Capital, Venezuela: Coordinación Lara, 1996) revela en el capítulo dedicado a la ópera en cuestión, cuál fue el espíritu que guió al maestro Pellegatti a componer una obra de tal naturaleza: luchar por un nacionalismo inspirado en nuestro folklore y nuestra historia, guiado por el espíritu de la patria, más aún, con la convicción de que cualquier otra manifestación artística sin estos baluartes, carecían de consistencia.

La ópera El Negro Miguel relata los hechos ocurridos alrededor de la primera rebelión de esclavos en estas tierras, liderada por un negro procedente de Puerto Rico, definido por el cronista Fray Pedro De Aguado (Recopilación Historial de Venezuela/ Estudio preliminar de Guillermo Morón. Academia Nacional de la Historia, 1963) como un negro muy ladino en la lengua castellana, resabiado y entendido en bellaquerías. No reparó Fray Pedro en la inteligencia de este Negro, capaz de liderar una insurrección de esclavos africanos e indígenas cautivos también en las Minas de Uría, formar y armar un ejército, vencer a los españoles que custodiaban la recién Nueva Segovia de Barquisimeto, crear un reino y conseguir la muerte en aras de la libertad. Los hechos ocurrieron entre 1552 y 1553. A partir de estos datos históricos, la ópera transcurre por “cuadros” que reflejan la vida, pasión y muerte de este insigne guerrero, su mujer y su comitiva.

A partir de 3 actos, cada uno dividido en 2 partes, se desarrolla la ópera, esperada con mucha expectativa por el público nacional, tal y como reflejan los periódicos locales, especialmente el diario El Impulso donde se anunciaba su pronto estreno. Compuesta por el maestro Héctor Pellegatti para celebrar sus Bodas de Oro profesionales. El libreto fue encargado, después de un concurso abierto, a Pedro Blanco Vilariño (1930-2004), traductor, fundador de la Escuela de Teatro del Estado Lara, docente en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar, además de fundador y director del Centro de Documentación del Diario El Impulso 1971-1994. Juntos crean una ópera de carácter histórico a partir de las acciones y personalidad del esclavo Negro Miguel, propiedad de Damián de Barrío, su afán de libertad e inmensa dignidad.

Llegó el día del estreno: el 17 de febrero de 1973, en el Teatro Juares de Barquisimeto con un elenco de estupendos cantantes bajo la Dirección Musical del maestro Primo Casale y la Dirección de Escena de Alfredo Berry : Ramón Iriarte (el Negro Miguel), Flor García(Guiomar), Reina Calanche (Alba Simara), Manuel Pérez (Yanako), Yunis Zujur (Damián del Barrío), Gianni Alberti (Diego de Losada), Andrea Drago (Capitán I), Luis Contreras (Capitán II), José Montenegro (Arenal), Oscar Grisanti (Prisionero), la flor y nata de la lírica nacional en ese momento.

La ópera se volvió a presentar en Caracas el 5 de abril de 1979 en el Teatro Municipal, bajo la dirección del maestro Carlos Mendoza con las voces de Ramón Iriarte y Aurora Cipriani en los roles principales. y como escenógrafo, Antonio Sánchez

Años después, en el diario El Informador Impreso del jueves, 20 de abril de 2010, el periodista Marlon Gómez anuncia en titulares: “El Negro Miguel regresa dirigido por Tarsicio Barreto”. Este joven director ya había dirigido la ópera en el Teatro Juares en 1994 y lo haría de nuevo con lo Asociación Civil Compañía Nacional de Ópera Alfredo Sadel, la Fundación Compañía de Ópera de Occidente y la Orquesta Sinfónica de Lara: 16 años habían pasado desde su última representación.

Esclavos negros e indígenas pasan incesantemente con pesados sacos de tierra por montañas, ríos; 12 fragmentos de la ópera que reflejan en la escena, según Marlon Gómez en la misma nota de prensa: “la confrontación individual y colectiva entre el amor, la esperanza, la libertad, la opresión y el sufrimiento”. Los cantantes que dieron vida a los personajes de esta tragedia en 2010 fueron: Jorge Páez (Negro Miguel, barítono), Mariana Ortiz (Alba Simara, soprano), Francisco Morales (Yanako, tenor), Thays Vergara (Guiomar, soprano) y Gregory Pino (Diego de Losada, tenor). La ópera se realizó en la fecha mencionada a las 8:00 pm, en el Auditorio Ambrosio Oropeza, versión concierto, representándose los 12 fragmentos de la obra

Son precisamente fragmentos de esa función lo que se puede encontrar en YouTube con la Orquesta Sinfónica de Lara junto a los Coros y Solistas de la Compañía Nacional de Ópera. Resalta la bellísima Introducción donde se oye la voz de la soprano Mariana Ortiz, en el papel de Alba Simara, y luego la deliciosa melodía del aria Escarpines de musgo, con la soprano Thays Vergara en el papel de Guiomar, esposa del Negro Miguel. También podemos ver y oír el apasionado Dúo de Amor entre Miguel y Guiomar con el barítono Jorge Páez y la misma Thays Vergara; por último, el aria de Diego de Losada cantada por el tenor Gragory Pino.

En 2014, para brindar homenaje al guitarrista y compositor Luis Ochoa (1955-2014), recientemente fallecido, se realizó una Gala Operística Criolla con la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por el maestro Angelo Pagliuca, donde se interpretaron fragmentos de las óperas venezolanas más representativas como Virginia, de José Ángel Montero; 19 de abril, de Luis Ochoa, y El Negro Miguel, de Héctor Pellegatti. Hasta el momento, lastimosamente no se ha vuelto a interpretar.

Ante la dificultad por conseguir fuentes, datos, anécdotas alrededor de la ópera El Negro Miguel, hay que agradecer a los maestros Andrés Riera, Luis Guillermo Pérez, la maestra Thays Vergara y, especialmente, al maestro Rafael Ojeda, sus generosos aportes que hicieron revivir al maestro Pellegatti, recordar la belleza de muchas melodías orquestadas deliciosamente en la ópera El Negro Miguel y facilitar el trabajo en una obra tan poco conocida. Quedo en deuda con todos y toda.

 

Prensa Digital MippCI / Iaem

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