La Batalla de San Mateo fue la más larga de la Guerra de Independencia

En San Mateo se escenificará, la batalla más larga de toda la contienda emancipadora, entre el 17 y el 25 de marzo y que enfrentará las fuerzas republicanas a las huestes llaneras reunidas en torno a José Tomás Boves

Tras la Batalla de La Victoria, el Libertador desplazó su Cuartel General desde Valencia a San Mateo. Allí se escenificará, la batalla más larga de toda la contienda emancipadora, entre el 17 y el 25 de marzo y que enfrentará las fuerzas republicanas a las huestes llaneras reunidas en torno a José Tomás Boves.

ESTRATEGIA DE BOLÍVAR

El Libertador pretendía atraer la atención de Boves, quien contaba con un ejército de unos ocho mil efectivos, con peones y ex-esclavos de la región centro-llanera del país. Estos hombres, desde finales de 1813 y de modo voluntario, se afiliaban masivamente a los destacamentos de lanceros del caudillo asturiano. Esto respondía al carácter de vindicador social que, a los ojos del peonaje y la mano de obra esclava, que demandada nivelación social, representó Boves.

Habiendo colocado Bolívar al capitán Antonio Ricaurte al mando del piquete que custodiaba el arsenal republicano en la Casa Alta, dentro de la hacienda de su propiedad, la cual se ubicaba en la entrada oeste de la población, Bolívar estableció el atrincheramiento y distribuyó su ejército en distintos puntos de la hacienda, buscando atraer la atención de José Tomás Boves. Aspiraba el Libertador que desde San Mateo, desviaría a Boves de su propósito principal de atacar a Caracas persiguiendo antes la liquidación de la resistencia que significaba el contingente dirigido por el héroe caraqueño. En todo caso el jefe realista, según acostumbraba en sus planes de campaña, y a objeto de asegurarse toda la zona de retaguardia, primero habría acometido a Bolívar, antes de adentrarse en nuevos territorios.

POR QUÉ SAN MATEO

Desde febrero de 1814 se acrecentaron las dificultades para sostener al ejército patriota, llegándose en algunos casos al extremo de que muchos soldados se veían obligados a dar cara en el combate con uniformes deshechos y una ración diaria sumamente magra.

Por ese tiempo, como se lee en la Gran Enciclopedia de Venezuela, “Simón Bolívar ordenó requisar todos los frutos de almacenes y haciendas; recoger todo el ganado que fuese posible y venderlo al público; exigir a bodegueros y pulperos la declaración jurada de sus existencias; intervenir las panaderías…y medidas similares para otras actividades”.

Así, como ejemplo incuestionable de patriotismo dispuso el héroe que su propia hacienda sirviese de fuente primaria para el sostén del ejército que congregaba las mejores esperanzas para defender la República, pese a la ruina que ello implicaba en su peculio personal. En su obra ‘Bolívar y el arte militar’ cuenta Vicente Lecuna que ante la falta de pasto, aquél instruyó se alimentase los caballos con las hojas de la planta de caña de azúcar, cuyo sembradío constituyó la base del patrimonio de la familia.

BATALLA DE VARIOS DÍAS

Días antes de las acciones Bolívar había dispuesto dar un ‘golpe de mano’ contra los realistas, enviando un piquete de 20 soldados escogidos para que, al mando de Manuel Cedeño, se dirigieran a Villa de Cura en horas de la noche, penetrasen furtivamente en la casa donde el bravo asturiano se restablecía del lanzazo recibido en la Puerta el 3 de febrero y lo ajusticiasen. Mas, con los caballos agotados y despeados en el Pao de Zárate, y ante el peligro cierto de ser descubiertos por las fuerzas bovecistas apostadas en todos los alrededores de la plaza villacurana, resolvieron devolverse al Cuartel General de San Mateo.

Las acciones de esos ocho días consecutivos se caracterizan dentro de la historia militar como una batalla, a pesar de que se dieron combates, escaramuzas y encuentros encarnizados a distinto ritmo entre los dos bandos, por cuanto hubo unidad de acción en cuanto a que que si bien el enfrentamiento abierto tenía lugar en horas del día, replegándose las fuerzas bovecistas a su campamento en la noche para descansar. También hubo intentos nocturnos de los realistas por sorprender a los patriotas en sus parapetos.

Boves, una restablecido de sus heridas se apersonó en el campo de acción el 20, tres días después del inicio de las operaciones, dando nuevos bríos a sus tropas.

La culminación de las jornadas se dará el día 25, cuando las fuerzas realistas, por instrucciones de Boves y tras debilitar algunas de las trincheras republicanas, lograron escalar hasta las adyacencias de la Casa Alta, amenazando con tomar el depósito de armas y pólvora, a cuyo frente el Libertador había designado al valeroso Antonio Ricaurte. Éste, según narra Lecuna, desde joven admiraba los personajes heroicos, y en San Mateo acostumbraba leer capítulos de la Ilíada y otras obras sobre guerras de la Antiguedad. Su entereza, probada en distintos combates en los meses precedentes, permite comprender la decisión definitiva qee tomó la mañana del día 25, cuando tras desalojar de soldados el polvorín, se ocultó dentro del mismo, y, al ingresar un fuerte contingente realista, hizo estallar el polvorín.

El pasmo ante tal acontecimiento hizo virar la mirada a todos los combatientes de ambos bandos hacia la altura de donde brotaba llamas y humareda de la explosión.

BALANCE FINAL

La batalla de San Mateo constituyó un claro triunfo de los patriotas; empero, dicha victoria tuvo un precio muy alto, pues sucumbieron en combate muchos de los oficiales que venían acompañando al Libertador desde la Campaña Admirable, entre quienes destacan Vicente Campo Elías, el comandante Villapol y el inmolado Ricaurte, cuyo acto selló el resultado final.

De acuerdo a Vinicio Romero Martínez los patriotas tuvieron “213 bajas, entre muertos y heridos”, mientras que las bajas realistas alcanzaron “entre 800 y 1000 hombres; tanto que las calles de San Mateo estaban literalmente cubiertas de cadáveres y heridos” (‘Ricaurte se inmoló en San Mateo’).

Como balance de la batalla puede decirse que San Mateo tuvo un efecto de contención indiscutible frente al avance bovecista, pues obligó a los realistas a replegar sobre sus bases de operaciones entre Villa de Cura y Calabozo para reorganizarse y retomar la iniciativa más adelante. La acción permitió igualmente que Bolívar dirigirse a la Capital, para fijar allí su centro de operaciones y asegurar la ciudad hasta el 7 de julio, cuando se inicia el gigantesco desplazamiento de la población civil de Caracas que la historia conoce como la Emigración a Oriente.

La Batalla de San Mateo es uno de los hechos de armas más memorables de la Segunda República, por cuanto contribuyó a confirmar la conciencia de Patria en grandes sectores de la población que apoyaban la independencia. Este ideal, poco a poco dejaba de ser el exclusivo sueño de jóvenes mantuanos. Tanto en el oriente como en el occidente del país, la población fue paulatinamente liberándose del influjo monárquico de trescientos años. Y dicha liberación de las conciencias siempre constituyó el baluarte en torno al cual se asienta la defensa integral del territorio nacional.

Correo del Orinoco

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