El Primer mandatario Nacional, Nicolás Maduro, recordó a través de su cuenta oficial en la red social Twitter, que tal día como hoy nació el más grande artista venezolano del siglo XX: Armando Reverón, más conocido como «el pintor de la luz.
@NicolasMaduro manifestó que «en homenaje a su legado artístico y cultural en la historia del arte nacional celebramos el Día Nacional del Artista Plástico».
Un día como hoy nació el más grande artista venezolano del siglo XX: Armando Reverón, más conocido como "el pintor de la luz". En homenaje a su legado artístico y cultural en la historia del arte nacional celebramos el Día Nacional del Artista Plástico. pic.twitter.com/qjr0Cw28Iv
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) May 10, 2018
El 10 de mayo de 1889, nació Armando Reverón. En 1908 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Caracas, donde sus maestros Antonio Herrera Toro, Emilio Mauri y Pedro Zerpa, le enseñan sus primeros inicios a las artes. Luego realiza un par de viajes a Europa: primero a Barcelona, en 1911, para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios; después, en 1912, a Madrid, donde se forma en la Academia de San Fernando y en el taller de un pintor acomodado y mediocre, Moreno Carbonero, y en el de un buen maestro y guía, Muñoz Degrain.
En 1916, Reverón pinta al aire libre sus primeros paisajes resueltos dentro de una tonalidad azul. Poco después se traslada a La Guaira donde vive de dar clases privadas de dibujo y pintura. Allí conoce en el carnaval de 1918 Juanita Mota, quien sería su modelo e inseparable compañera.
En 1933, se le hizo un primer reconocimiento, al realizarse una exposición de su obra en el Ateneo de Caracas, que luego fue presentada en la galería Katia Granoff de París. A comienzos de 1940, inició su “período sepia”, al que correspondería un conjunto de lienzos pintados en el litoral y en puerto de La Guaira y en donde los tonos marrones del soporte de coleto constituyen el valor cromático dominante de la composición; paisajes de mar y tierra donde destacan las marinas del playón.
En 1953, fue internado en la clínica de Báez Finol, el mismo año en que le era conferido el Premio Nacional de Pintura. Confortado por este tardío estímulo, trabajaba con ahínco para una exposición que había anunciado el Museo de Bellas Artes, cuando le sobrevino la muerte mientras se encontraba en el sanatorio San Jorge.
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