ESPECIAL | Evo Morales, una historia de dignidad

Palacio de Miraflores, Caracas.- Evo Morales Ayma, un hombre que ha reivindicado al pueblo boliviano, y que representa no sólo la lucha de los pueblos originarios, sino también sus victorias emancipadoras.

Nacido el 26 de octubre de 1959, en Isallavi, cantón Orinoca, muy cerca al lago Poopó de Oruro, desciende de una familia aymara, tierra indígena que tiene como pilares fundamentales en la formación de toda persona, tres palabras sabias: ama sua (no seas ladrón), ama quella (no seas flojo) y ama hulla (no seas mentiroso).

En 1980, Morales incursionó como sindicalista en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), además fue uno de los fundadores del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) que posteriormente se articularía con el Movimiento al Socialismo (MAS) –partido político que sirvió sumar masas que más tarde lo llevaron a la presidencia y del cual es líder.

Pasó «de la protesta a la propuesta», en sus propias palabras, cuando se convirtió en figura destacada de la oposición popular a los gobiernos neoliberales que desde la década de 1980, gobernaron Bolivia, con un modelo de duro ajuste económico impulsado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con una política internacional y antinarcóticos reflejando la postura de Estados Unidos.

Hijo de Dionisio Morales Choque y María Ayma Mamani, decidió emprender el camino hacia la verdadera democracia de su país, y se convirtió el 18 de diciembre del año 2005, en el Presidente electo con casi el 54% de los votos.

Dos años después de haber sido electo, el líder boliviano fue coronado en enero de 2006 Apu Mallku –líder supremo- de diversos pueblos indígenas de la región de Los Andes, en las antiguas ruinas de Tiahuanaco, estado Tiahuanacota, en Bolivia. En el año 2009, Morales, incluyó en la Constitución, mediante un Decreto Supremo, a la wiphala, la bandera de siete colores y símbolo étnico de los pueblos indígenas de Bolivia.

Durante su gestión, Morales, logró posicionar al país como uno de los más importantes en el eje de crecimiento económico latinoamericano, para lo cual protagonizó una necesaria reforma de carácter ideológico, cultural y social.

Golpe al corazón de Bolivia

Teniendo como principal candidato a Evo Morales, el 20 de octubre de 2019, se celebraron las elecciones presidenciales en Bolivia, a pesar de que el juego comicial fue blanco de fuertes críticas por parte distintos sectores opositores al liderazgo de Morales, este alcanzó la victoria al obtener el 46,4% de los votos. Carlos Mesa, su contrincante más cercano, se quedó con el 37,07%.

Pero las oligarquías no soportarían un nuevo mandato indígena, y fue entonces cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) publicó un informe en el que aseguraba que había detectado «graves irregularidades»  en el proceso electoral y que, por lo tanto, abogaba por una repetición de los comicios.

La OEA, preparaba el terreno para lo que ocurriría horas más tarde, en medio de protestas encabezadas por representantes de la derecha boliviana, una huelga general, el llamado de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana conducen a Evo Morales, a anunciar su renuncia al cargo con el objetivo de poner fin a la violencia y lograr la paz social, e informar al mundo que Bolivia estaba siendo víctima de un golpe de Estado.

«Mi responsabilidad como presidente indígena y de todos los bolivianos es evitar que los golpistas sigan persiguiendo a mis hermanos y hermanas dirigentes sindicales y maltratando y secuestrando a sus familiares», expresó Morales en una alocución de radio y televisión.

Ante la persecución desatada, saqueos y amenazas de muerte Evo Morales, es obligado a salir de su Patria rumbo a México, donde permanecerá algún tiempo como asilado político.

El 12 de noviembre, se consuma el golpe de Estado cuando la senadora Jeanine Áñez, se autoproclama presidenta de Bolivia sin quórum en el Parlamento. Solo recibe el apoyo de los opositores, mientras dos tercios de la Cámara rechazan su sucesión.

El 16 de noviembre, el gobierno de facto ultraderechista aprueba un decreto que exime de responsabilidad penal a policías y militares, una normativa calificada como «licencia para matar», por los partidarios de Morales, con ello inicia una cruenta represión que llena de sangre a Bolivia.

“Volveremos y seremos millones”

Ya refugiado en México, Evo Morales, comprendió que salir de Bolivia, tras el golpe de Estado, había sido la mejor decisión, porque la intención de sus enemigos no era solo matarlo a él, sino eliminar por completo al MAS, tal y como ocurrió con la UP en Chile.

Esta vez, la historia no se había repetido, pues el MAS vivía y la lucha continuaba.

Desde el exilio, Morales, comenzó a diseñar la estrategia para que su partido regresara al poder en elecciones democráticas y pusiera fin a la dictadura de Jeanine Áñez.

Once meses después del sangriento golpe de Estado que derrocó a Evo Morales, jóvenes, trabajadores y campesinos se movilizaron masivamente para llevar al MAS nuevamente a la Presidencia. Mientras tanto el silencio mediático reinaba de forma coordinada, pues las grandes corporaciones hacían mutis sobre las sendas movilizaciones que pedían elecciones para legitimar sus autoridades.

La consigna se convirtió en realidad,  con el 100% de los votos escrutados y una participación superior al 87% la candidatura del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-ISP), encabezada por Luis Arce (ministro de Economía con Morales) y del dirigente indígena David Choquehuanca, quien obtuvo un 55,1% de los votos.

El MAS ha vuelto hecho millones, se trata del mayor apoyo electoral conseguido por candidato alguno en la historia boliviana, solo igualado por el que recibió Evo en su primera victoria electoral, tras las insurrecciones populares de 2003 y 2005.

El candidato del MAS superó así en más de 25 puntos al expresidente Carlos Mesa (28,83%), en torno al cual intentaron concentrar el voto de derecha los sectores decisivos de la oligarquía. En tanto, Luis Fernando Camacho, líder de las bandas fascistas autodenominadas como “comités cívicos” que actuaron como fuerza de choque durante el golpe, consiguió el 14% de los votos.

Se abre el camino para el retorno

Apenas días después del golpe de Estado en contra de Evo Morales, que forzó su salida de la Presidencia y del país, el ministro del Interior del Gobierno de facto de Bolivia, Arturo Murillo, presentó una denuncia en la que acusaba al líder indígena por supuestos delitos de sedición y terrorismo.

Paralelamente las autoridades bolivianas solicitaron a Interpol la orden de detención contra Morales; sin embargo, este organismo internacional la rechazó, al considerar que los delitos que se le imputaban tenían una connotación política.

El 26 de octubre de 2020, el presidente del Tribunal Departamental de Justicia (TDJ) de La Paz, Jorge Quino, informó que se ha decidido dejar sin efecto los cargos que pesaban contra el exmandatario boliviano, al tiempo que  declaró procedente un recurso de acción de libertad interpuesto por la defensa de Morales, al considerar que se vulneraron derechos fundamentales del líder indígena.

Con esta decisión se abre el camino para que Evo Morales, pueda retornar a su país, para continuar acompañando a su pueblo en las luchas para el restablecimiento de un Estado de derecho y de justicia.

Evo, un amigo de Venezuela

Con la llegada de la Revolución Democrática y Cultural a Bolivia y la Revolución Bolivariana a Venezuela, Evo Morales y Hugo Chávez, trabajaron de la mano para la transformación profunda de los derechos fundamentales de ambos pueblos, que durante años fueron excluidos y mancillados por las oligarquías que dominaban el poder.

Ambos líderes se convirtieron en la voz de los pueblos originarios de nuestra América ante el mundo e instituyeron una lucha incansable por la igualdad, la reivindicación de los pueblos y la integración regional.

Tras la partida física de Hugo Chávez, el líder boliviano ha expresado públicamente su cariño hacia su amigo y ha destacado que “el mejor homenaje  al Comandante Chávez es preservar la unidad de la Patria Grande y legado de su lucha antiimperialista”.

Hoy por hoy, con Nicolás Maduro llevando las riendas de la Revolución Bolivariana, la amistad entre Venezuela y Bolivia se crece, manteniendo el camino trazado por Chávez, con énfasis en la cooperación solidaria, la complementariedad y el desarrollo social, además de avanzar en la construcción de alternativas al neoliberalismo.

Evo Morales, representa la fuerza política de los pueblos indígenas no solo de su país sino del mundo, pues logró instaurar un proceso igualitario, donde las élites que en el pasado dominaron y subyugaron el pueblo boliviano, han quedado atrás, erradicando discriminaciones y exclusiones sociales, otorgándole a diversos grupos étnicos un rol importante en los poderes políticos del Estado.

¡Jallala Bolivia! ¡Jallalla Evo!

Prensa Presidencial

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