EFEMÉRIDES | Corpus Christi: Una tradición solemne

Esta celebración declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 6 de diciembre de 2012, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se conmemora después de nueve jueves a partir del jueves santo.

Esta es una de las fiestas más importante en España, de ahí proviene esta manifestación culto-religiosa que se remonta a los tiempos de la colonia efectuándose por casi todo el continente Americano. En Venezuela tiene su origen en Coro, estado Falcón, con la primera iglesia y luego en cada ciudad donde erigieron estos templos católicos.

Caracas, Antigua Ciudad de León, también fue escenario de esta manifestación religiosa, destacándose con procesiones donde la danzas y trajes fantásticos de representaciones teatrales. Durante la fiesta se realiza un desfile del Día de Corpus, con la tarasca, los gigantes, los diablitos y las diversas danzas organizadas por las hermandades de todos los sectores sociales, que dejaron de participar en los eventos religiosos cuando las autoridades eclesiásticas restringieron su presencia, por considerarlas profanas.

Actualmente en todos los templos de Venezuela se ofician solemnes misas y procesiones en el día de Corpus Christi. Por disposición de la iglesia se efectúa el día domingo siguiente al jueves de corpus. En la comunidad de Naiguatá, estado Vargas; Cata, Chuao, Cuyagua y Ocumare de la Costa y Maracay, donde se establecieron parte de los habitantes desalojados de Turiamo, estado Aragua; en Patanemo y San Millan en Puerto Cabello, estado Carabobo; en Tinaquillo, estado Cojedes y en San Francisco de Yare, estado Miranda, las fiestas se siguen celebrando el día Jueves, cumpliendo con promesas, donde los devotos asisten con llamativas danzas e indumentarias propias de cada región semejantes a las prácticas que se realizaban en los siglos XVI y XVII en España.

Organización y Jerarquías

En estas manifestaciones las cofradías juegan un rol importante, ya que estos son los que coordinan los montajes de los altares ubicadas en la ruta de la procesión, transfieren a los iniciados de los conocimientos necesarios para la ejecución de su representación y su papel, imponen el plazo en que se pagarán las promesas, dirigen los ensayos y la presentación de la danza de Diablos y dictan las sanciones a los participantes que incumplan con lo pautado por la tradición.

La jerarquía en estas cofradías es guardadas en todo momento y es muy apreciable en la ceremonia de las danza y en las características de su indumentaria; según su rango, las autoridades llevan distintivos que varían en cada comunidad. Durante la procesión, los directivos se colocan delante del grupo de Diablos, de acuerdo con la costumbre local, los máximos representantes destacarán en su ubicación, liderando la marcha, o irán al lado del tamborero o ejecutando un cuatro.

Vestimenta de Diablos

El traje ritual de los Diablos tiene, asimismo, evidentes diferencias en cada localidad. Es confeccionado con la cooperación de las personas que los van a utilizar. En San Francisco de Yare, el traje consta de una camisa y un pantalón color rojo; es estampado y con capas en las regiones de Aragua y Carabobo. En Naiguatá se pintan totalmente con predominio de motivos geométricos multicolores y símbolos sobre fondo Blanco. En alginas poblaciones los danzantes lucen, además, una capa sencilla hecha con tela estampada, que lleva cosida una o varias cruces también de tela, borlas y lazos. Así ocurre en Ocumare de la Cota, Patanemo, Cata y Cuyagua.

Las máscaras son un desfile de creatividad y colorido, simulan animales fantásticos aspecto feroz. En San Francisco de Yare y Naiguatá se hacen con técnica de papel maché utilizando un molde en yeso y luego son pintados de varios colores, destacando los impactantes rasgos.

En todos los casos llevan pegado en el borde superior un lienzo a modo de capucha, que protege totalmente la cabeza y permite que la máscara sea movida con la mano extendida. En Yare esta tela de algodón es de color rojo; en Naiguatá se utiliza una más ligera de color claro; allí ponen coloridas Cintas de seda en el borde de las mascara, lo cual produce un hermoso efecto con el movimientos del baile. Estas Cintas suelen ser aportadas por personas en cumplimiento de promesas.

La mascaras de Chuao se elaboran con capas superpuestas de arcilla, papel periódico y trozos de tela, poseen una decoración pintada y sus colores predominan el negro y rojo, con dramáticos resaltados en Blanco. Entre los cuernos es tejido un adorno de cinta tricolor.

En las demás localidades para confeccionar las máscaras emplean, entre otros, las cortezas del fruto de tapara, y se les agregan dientes de animales o de otros materiales para dar un temible aspecto. También se hacen máscaras de malla metálicas o de plástico, con aplicaciones de tela, plástico o cuero, al natural o pintadas. Suelen añadirles enormes orejas, trompas, grandes dientes y lenguas que sobresalen de la boca. No mantienen respeto sobre las proporciones dado que buscan mostrar una imagen feroz.

Todas las máscaras de los “Diablos Danzantes” llevan cuernos. El número varía según la jerarquía que se mantienen pese a los cambios que se observan en las diferentes manifestaciones.

Durante su representación cada danzante lleva tejido en su traje una o varias cruces de palma bendita y sobre su cuerpo varios rosarios y otros amuletos protectores. Forman parte de las vestimentas de los Diablos un cinturón con cascabeles y campanitas, que según creencias, posee la cualidad de alejar a los malos espíritus.

Prensa Digital MippCI / Fotos y texto: Héctor Terán

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