Comunidad educativa de la José Ángel Lamas lanza cruzada por rescate de su sede

Los profesores y alumnos de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas continúan las jornadas de rescate y limpieza de los espacios de esta institución, cuya estructura se remonta a la Caracas colonial. La sede desde hace más de una década está sometida a trabajos de restauración que no han concluido; están paralizados desde hace mucho. Abandonados a su suerte, bajo lluvia y sol, los salones, patios y recintos de la venerable edificación se llenaron de basura, de malos olores y hasta hubo rumores de una invasión.

Por Facebook se mostraron fotografías del estado deprimente de las instalaciones, lo cual generó una oleada de solidaridad, que a su vez reventó en un movimiento de opinión a favor del rescate de la edificación. La propia escuela lanzó una especie de campaña denominada “Recuperemos la Lamas”, y recibió el inmediato respaldo de los consejos comunales de la zona, de exalumnos y de personas ligadas al movimiento cultural caraqueño.

Actualmente las actividades educativas se desarrollan en un sótano de la Biblioteca Nacional.

La Escuela Superior de Música José Ángel Lamas está ubicada entre las esquinas de Veroes a Santa Capilla, parroquia Catedral, en la avenida Urdaneta, en donde funciona con ese nombre desde 1916. En ese edificio estuvo la Academia Nacional de Bellas Artes, creada durante el llamado Guzmanato, en el siglo XIX. Allí se formó toda una generación de notables músicos, pintores, escultores, declamadores, escritores, de la Caracas, y de Venezuela, de las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX. Entre sus profesores estuvo José Martí, quien impartió clases de oratoria mientras residió en Caracas.

De este palacio colonial, levantado dentro del polígono fundacional caraqueño, se tiene registro desde 1641. En 1806 aparece como residencia del conde Juan Xavier Solórzano y entre 1819 y 1841 fue hogar de Juan Bautista Arismendi y Luisa Cáceres de Arismedi.

Las referencias históricas arquitectónicas señalan que el edificio tiene dos plantas más sótano, que responden a diferentes momentos constructivos: edificio principal, claustro y patio trasero. El edificio principal, de planta rectangular, es de dos niveles y responde al estilo neoclásico de principios del siglo XX. Fue edificado sobre una antigua estructura colonial.

El claustro es de construcción colonial y se asemeja a la tipología de este tipo de recinto medieval, de planta cuadrada y dos niveles, al cual se accede por la planta alta. Tiene un patio central rodeado por corredores con arcadas sobre columnas en ambos pisos. El patio trasero es una edificación de planta cuadrada de un solo nivel, con patio rodeado de corredores y salones que abren al mismo.

Durante el período gubernamental de Cipriano Castro se ejecutó una importante modificación de la edificación, a cargo del arquitecto Alejandro Chataing, que concluyó en el año de 1904. Para esto se hicieron cambios en la distribución interna a fin de adaptarla al uso, entre estos la construcción de la sala de actos y la renovación de los talleres de cada disciplina artística, que fueron dotados de iluminación cenital, para lo cual se recurrió a estructuras metálicas, y se construyó una nueva fachada.
La nueva fachada fue organizada en tres secciones para mantener el equilibrio compositivo, pero se acentuó la carga formal en el cuerpo central marcada por un frontón. Desde allí, tres bustos, que representan a tres de las “bellas artes”, miran hacia la calle.

La edificación fue declarada en 1976 Monumento Histórico Nacional.

En 1997 el Instituto de Patrimonio Cultural encarga el proyecto para la revitalización y ampliación del edificio a Gorka Dorronsoro. La renovación se inició con obras parciales y fue paralizada en 1999.

El edificio fue incluido en una lista de restauración de obras patrimoniales caraqueñas con motivo de los 200 años de la independencia venezolana durante la gestión de Jacqueline Faría, jefa de Gobierno del Distrito Capital. Entre las edificaciones se mencionaron el Teatro Principal, la Casa José Martí, la Casa de las Primeras Letras, el Correo de Carmelitas y la Escuela de Música José Ángel Lamas.

Entre celebridades

Semanas atrás que la comunidad de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas había tomado los espacios de su sede principal a fin de limpiarla y protegerla ya que las instalaciones habían sufrido severos daños y habían sido objeto de vandalismo. La medida fue acompañada de un plan de acción al que se sumaron consejos comunales de la parroquia Catedral, el Movimiento Somos Venezuela, la Milicia Nacional Bolivariana, la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) y representantes del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

El llamado del estudiantado que hace vida en la Esmjal clama por que los organismos competentes se aboquen a dar continuidad a la obra aprobada por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), en manos del ingeniero Carlos Quiñones. Es importante resaltar que de las tres fases de restauración de la citada escuela de música solo se ha concluido la primera fase, que constó de desmalezamiento, desinfección de las áreas y realización de las bases para el edificio administrativo.

Alvis Zapata, subdirector de la institución, quien el viernes de la semana pasada comandaba una cuadrilla de limpieza, señaló que en 1992 hubo un proyecto de remodelación de la casa.

Zapata, con un tapaboca para protegerse del polvo, estaba acompañado por Luis Escalona, coordinador de Cultura y profesor de Armonía y Composición, y por Carlos Anaya, alumno, estudiante de Canto Lírico y Violín.

“Estamos en una de las primeras casas de Caracas”, señala Zapata. Se refiere a las antiquísimas columnas, arcos y patios de la parte posterior.

Indica que en la vieja edificación hay túneles que comunican con Santa Capilla, pasadizos que llevan a la plaza Bolívar y al Banco Central.

En cuanto a la edificación como centro y nervio cultural de Caracas y principal eje formativo de los artistas citadinos desde los años guzmancistas, Alvin Zapata se complace en decir que allí, en los años de la Academia de Bellas Artes, dio clases José Martí. Relata que por sus espacios han pasado y estudiado las grandes figuras de la música venezolana como Teresa Carreño, Alirio Díaz, Evencio Castellanos, Antonio Estévez, Vicente Emilio Sojo, Antonio Lauro, José Antonio Abreu, por nombrar algunos. Incluso, los hermanos Díaz, Joselo y Simón, estudiaron en el centro. Entre los escritores, nombra a Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Teresa de la Parra. Entre los pintores figuran Manuel Cabré, Armando Reverón.

Alvis Zapata resalta la vitalidad de los estudios musicales en Caracas con la escuela Lamas. A ella acuden entre 800 y 900 personas para solicitar el ingreso.

Zapata y Escalona, en onda de anécdotas y chanza, confiesan que no son pocos los espíritus que merodean por los salones y pasillos de la vieja edificación en las horas nocturnas.

“Yo estaba ensayando trompeta como a las siete de la noche cuando de repente escuché que me están marcando el paso. Había una lámpara que se movía sola en la escalera de madera”, dice Escalona.

Zapata cuenta que una vez escuchó una música celestial. Era el propio Orfeón Lamas ensayando.

Lamas y Sojo

José Ángel Lamas, nacido en Caracas en 1775, es considerado, como compositor e intérprete, entre los grandes exponentes de la música venezolana.

Lamas es el compositor del Popule Meus, pieza de proyección mundial compuesta en 1801 para ser estrenada en la Catedral de Caracas.

Dedicado desde muy joven a la música, fue alumno de Juan Manuel Olivares, quien le transmitió los conocimientos aportados por el padre Sojo en su Escuela de Chacao. Lamas formó parte, junto con Juan José Landaeta, Cayetano Carreño y Lino Gallardo, entre otros, de una generación de excelentes músicos.

El Popule Meus es considerada como la única pieza musical de la época colonial que se interpreta en todas las iglesias del país en época de Semana Santa.

La Escuela José Ángel Lamas se asocia al maestro Vicente Emilio Sojo, fundador además del Orfeón Lamas y de la Orquesta Sinfónica de Venezuela.

“Esta es la casa del maestro Vicente Emilio Sojo”, señala Zapata, aludiendo a esta notable figura, director de la escuela, y bajo cuya tutela, enseñanza, e influencia discurrió buena parte del siglo XX musical venezolano.

En esta escuela han dado clases grandes maestros de la música a escala mundial como el ruso Igor Stravinsky, quien fuera amigo del maestro Sojo.

Prensa Digital MippCI / Correo del Orinoco

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